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XIV CONGRESO GEOLÓGICO INTERNACIONAL EN CABRA (V). SU "LEGADO".
26.08.17 - Escrito por: Pablo Luque Valle
 En los artículos precedentes nos referimos a las Banderas Nacionales que recibieron a los Científicos en el Picacho de Cabra el 15 de mayo de 1926, al Itinerario realizado para tal ascensión y relacionamos la auténtica nómina de Sabios que acudieron a la Ermita. En esta ocasión, nos hemos preguntado ¿cuál fue la herencia de su científica visita?
De las primeras herencias que podemos observar es el gran impacto social que supuso para Cabra esta ilustre visita como bien podemos intuir del anuncio publicitario que reza así "Las señoritas que acompañaban a los excursionistas del XIV Congreso Geológico, en su visita a esta Ciudad, quedaron maravilladas ante el escaparte de la Camisería Gómez contemplando los preciosos y completos EQUIPOS DE NOVIA expuestos para la venta" (La Opinión, nº 739, 16 de mayo de 1926: 2). Además de los beneficios económicos de los proveedores de las telas para fabricar las banderas, de las flores para engalanar Ayuntamiento, Ciudad y Ermita, de las viandas para las diversas comidas de los excursionistas o los materiales de construcción que se emplearon en la preparación de la Ermita. No obstante, no es este el propósito del artículo sino presentar el patrimonio más tangible que el citado Congreso dejó para siempre en la localidad que le acogió.
La cumbre de Simblia recoge tres espacios bien reconocidos por todos los visitantes-peregrinos que allí se acercan; sin duda y por este orden son la Ermita de la Virgen de la Sierra, la Cueva de la Aparición y el Mirador del Balcón de Andalucía. En el primero queda presente para siempre la Lápida que recuerda tan ilustre visita, de la cual ya hablamos en la tercera entrega de esta serie; pero es en el tercer lugar donde se plasma el primero de los grandes "legados" que dejó la "Excursión A-5. De Sierra Morena a Sierra Nevada" (IGE, 1926). Sin duda nos referimos al pétreo "tour d"horizon". Este perfil del paisaje fue elaborado ad hoc por el profesor Carandell para esta excursión; el cual fue publicado en la Guía editada para la Excursión A-5 que los científicos/as llevaban en su excursión (fotografía 1). Una copia del mismo puede ser contemplada por el lector en la magnífica exposición "El Archivo del Paisaje. Juan Carandell ?geógrafo, geólogo y docente?", que acoge el Museo Aguilar y Eslava (fotografía 2). Y, obviamente en el citado mirador.
Aquél 15 de mayo de 1926, tras la llegada de la comitiva a la cumbre y terminada la recepción "...todos los congresistas marcharon al Balcón de Andalucía donde se hallaba instalada la tabla de orientaciones, obra del Sr. Carandell; es como un velador artístico cubierto con un mapa y éste, con una luna fina y muy clara. // El Sr. Carandell con planos auxiliares y una panorámica de gran tamaño, iba explicando en francés la visión espléndida, con su aspecto científico, agradando mucho a los extranjeros la explicación del señor Carandell y elogiando el desdoblar magnífico que contempla el visitante desde la bella cresta del cerro de la Virgen de la Sierra. // Con los gemelos [prismáticos] del Hermano mayor, vieron claramente a Sierra Nevada, y los picos del Mulhacen, el Veleta y la Alcazaba, la Sierra Morena con las Ermitas, Córdoba y su campiña y el círculo hermoso que desde aquella altura se divisa" (La Opinión, nº 740, 23 de mayo de 1926, p.3). Días previos parte de la comisión organizadora, Luis Leña Lama, Joaquín Tezanos y el Hermano mayor, se trasladaron al Santuario "a fin de fijar el punto donde se ha de colocar en el tajo la tabla de orientaciones, de que es autor, como se sabe, el sabio catedrático y geólogo don Juan Carandell" (La Opinión, nº 737, 2 de mayo de 1926, p.2). Y que fue realizada sobre lienzo donado por el señor José Gómez Moreno (La Opinión, nº 737, 2 de mayo de 1926, p.2). De aquella época la Real Archicofradía de la Virgen de la Sierra aún conserva un mapa panorámico realizado sobre lienzo (fotografía 3).
Para la Feria y Fiestas en honor a la Virgen de la Sierra de 1952 no había empresario a cargo de la Plaza de Toros egabrense, el alcalde Luis Cabello Vannereau amante de los toros pidió al Concejal del Ayuntamiento de Cabra y Presidente de la Comisión de Feria y Fiestas Juan Antonio Muriel Marín que se encargara de organizar, en calidad de empresario, un festejo taurino para aquellas fechas. El también amante de las corridas de toros, Juan Antonio Muriel aceptó el reto y así lo hizo. Tal fue el éxito de público y económico de aquella corrida de toros del 7 de septiembre de 1952 que el Sr. Muriel y su esposa Amparo Luque García tuvieron el generoso gesto de donar las ganancias íntegras de dicho evento (55.971,57 pts.) a diversas entidades a favor de los más necesitados y para el pueblo de Cabra (La Opinión, nº 1.793, 17 de septiembre de 1952). Aquel gesto altruista de donar tanto dinero le valió para que su pueblo, Cabra, le realizara el 21 de septiembre un almuerzo-homenaje celebrado en las dependencias del Instituto-Colegio de Cabra donde acudieron todas las autoridades públicas y eclesiásticas del pueblo (La Opinión, nº 1.794, 27 de septiembre de 1952), teniendo el privilegio de firmar en el libro de honor del centro educativo. Con aquella donación, Juan Antonio Muriel pudo cumplir su sueño formulado tiempo atrás cuando visitó París por asuntos familiares, en aquellos días (el suegro de su hermana) lo llevó al barrio de Saint Germain donde desde un mirador pudo contemplar la espléndida ciudad de París, además de coincidir con un grupo de escolares cuyo maestro les explicaba la ciudad apoyándose de un "mostrador-mapa" presente en dicho mirador. En aquel momento el Sr. Muriel, le comentó a su cicerone que haría todo lo posible para crear un mirador "mostrador-mapa" en la Ermita de la Virgen de la Sierra. En 1952 llegó el momento. Gracias a la corrida de toros donó "al Santuario de Ntra. Sra. de la Sierra, para dos mostradores mapas, 5.000" (La Opinión, nº 1.793, 17 de septiembre de 1952, p.2), en aquel instante su amigo y hermano mayor Manuel Mora Mazorriaga se comprometió a realizarlo. En 1955 se vio cumplido en parte su deseo, se construyó sobre el peñón del Balcón de Andalucía dos escalinatas que ascendían a una plataforma circular con anillo central sobreelevado donde se dibujó la rosa de los vientos con chinos de río, cuyos empedradores fueron los lucentinos Juan A. Calvillo Almagro y Juan A. Calvillo hijo, y en el centro se colocó una columnita de piedra caliza rematada con bola a modo de punto geodésico (fotografía 4); aquellas obras fueron costeadas en parte por la generosa donación. La obra fue denominada "Glorieta de Orientación Panorámica" (La Opinión, nº 1.898, 7 de septiembre de 1955).
Pero, no fue hasta dos décadas después cuando en una misma "mesa" coincidieron el soñado "mostrador-mapa" de Juan Antonio Muriel Marín y el dibujado "tour d"horizon-tabla de orientaciones" de Juan Carandell Pericay. Siendo presidente de la Comisión Gestora Modesto Pérez-Aranda Rojas, en 1977 se realizó el cercamiento total, con barandilla de tubo de hierro, de los "miradores", el "tajo" y de la "plataforma circular" que corona el picacho; dejando para otro momento la instalación de "una mesa de orientación panorámica en el Picacho" (La Opinión, nº 2.673, 27 de junio de 1977: 6). Un año después, con la misma presidencia, se construyó la actual "mesa de las orientaciones" (La Opinión, nº 2.719, 27 de octubre de 1978: 1), una magnífica propuesta que hace honor a Juan Carandell, a su acto de mostrar a los "Sabios" el extraordinario horizonte que se divisa desde este emplazamiento y a su insistencia de considerar el Picacho como Centro Geográfico de Andalucía (fotografía 5). Obra realizada por el cantero egabrense Juan José Gutiérrez Herrera - firma en la piedra como JJGH - (fotografía 6). Éste era trabajador de la Cantera del Lanchar, desde allí le subían a la Ermita la roca madre, la cual era moldeada por las expertas manos del menestral para sacar las losas de la mesa; una vez construida la misma, el artesano con martillo y cincel y copiando el horizonte reflejado en un "tour d"horizon" (de Carandell) proporcionado por la Archicofradía fue dando forma a la "mesa de las orientaciones". Cierto es, que el obrero a falta de unos pocos detalles enfermó (y poco después falleció) y su obra fue finalizada por unos canteros de la vecina ciudad de Montilla; todo ello según nos cuenta su hijo, también marmolista, José Gutiérrez Reyes. La columnita que servía de punto geodésico, fue trasladada como pedestal de una cruz metálica al tejado de la Ermita en la conocida bóveda de "media naranja" (fotografía 7), nos asegura el santero Antonio Sabariego Gallardo. El suelo de este mirador fue modificado en 2008, pasando del mosaico de cantos rodados a losas de granito construidas por la industria Mármoles y Piedras Gutiérrez, siendo el Hermano Mayor Agustín Mellado Arrollo (fotografía 8).
La estancia de los congresistas en Cabra y su excursión al Picacho de Cabra, sin duda alguna, supuso el espaldarazo definitivo para que Cabra consiguiese su aspiración de que esta cumbre fuese considerada bajo la figura de protección ambiental de Sitio Natural de Interés Nacional, tal y como se pide en el tríptico conmemorativo de la visita del XIV Congreso Geológico Internacional editado en su momento y conservado aún por la Real Archicofradía de la Virgen de la Sierra (fotografía 9). Así pues, estamos ante la segunda gran "herencia".
El recorrido hasta su nombramiento fue arduo y amplio en el tiempo, doce años de laborioso trabajo. Sus principales valedores fueron el profesor Juan Carandell Pericay y el Hermano Mayor Manuel Mora y Aguilar; y su mejor aliado, el buen amigo de Carandell, el Catedrático de Geología de la Universidad Central y Vocal de la Junta Central de Parques y Sitios Nacionales, Eduardo Hernández Pacheco.
Cuatro importantes fechas a destacar en estos años: 8 de abril de 1917 es cuando fue elevada al Excmo. Sr. Ministro de Fomento la petición oficial por parte de la Cofradía de la Virgen de la Sierra y el Ilustre Ayuntamiento de Cabra, fundamentado por un voluminoso y científico expediente elaborado por Carandell y apoyado por más de seis mil firmas, a la que posteriormente se sumaron varios Ayuntamientos de poblaciones limítrofes y la propia Diputación de Córdoba; 14 de octubre de 1921 día en el que la Sierra de Cabra fue visitada por una Comisión venida desde Madrid, compuesta por los Sres. Andrés Avelino Armenteras y Eduardo Hernández Pacheco, acompañados de personalidades de Cabra, entre ellos Carandell y Mora; 15 de mayo de 1926 jornada en la que los sabios del XIV Congreso Internacional Geológico pisan el Picacho de Cabra; y por último, 13 de julio de 1929 fecha en la que se publica en la Gaceta de Madrid por el Ministerio de Fomento la Real Orden de Alfonso XIII número 241 de fecha 11 de julio en la que se declara el Picacho de la Virgen de la Sierra como Sitio Natural de Interés Nacional. En esta misma Real Orden se fundamenta que este emplazamiento fue estación de los miembros de la excursión por Andalucía de la citada convención internacional (La Opinión, nº 905, 21 de julio de 1929). Con motivo de esta elección se editó una reproducción de aquel nombramiento cuyo ejemplar único conserva la Real Archicofradía de la Virgen de la Sierra (fotografía 10).
Gracias a este reconocimiento, Cabra y su Picacho, son lugares de reconocimiento mundial cada 18 de abril, fecha en la que tiene lugar el Día Internacional de los Monumentos y Sitios, propuesto en 1982 por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) y aprobado por la Asamblea General de la UNESCO un año después cuya finalidad es la de concientizar acerca de la diversidad del patrimonio cultural de la humanidad, de su vulnerabilidad y de los esfuerzos que se requieren para su protección y conservación (La Opinión de Cabra, 17 de abril de 2016). Efemérides que la ciudad de Cabra y su Picacho debieran considerar para celebrar algún acto.
Aprovecho la oportunidad que se me ofrece desde estas páginas para agradecer públicamente la disposición y colaboración de la Real Archicofradía de María Santísima de la Sierra para documentar gráficamente este trabajo.
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