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El «PAISAJE SUBTERRÁNEO» de Juan Carandell Pericay
21.01.21 - Escrito por: Pablo Luque Valle
 El año 2021 ha sido nominado «Año Internacional de las Cuevas y el Karst» por la "Unión Internacional de la Espeleología", organización mundial de exploradores, científicos, administradores y educadores de cuevas y karst. Aprovechamos tal efeméride para desvelar una de las facetas menos conocida del ilustre profesor Carandell, su interés por el "Paisaje Subterráneo".
Debido a la influencia del magisterio de su padre y de la Institución Libre de Enseñanza, Juan Carandell Pericay abogó por una enseñanza práctica y real fuera de las aulas, plasmado a través de su multitud de "excursiones escolares". Al mismo tiempo fue un incansable investigador y prolífico paisajista (mapas, cortes geológicos, panoramas, bloques-relieves, perfiles, gráficos o dibujos); aunque son reconocidos sus estudios y viajes escolares dedicados al paisaje «exterior», también tuvo entusiasmo por el paisaje «hipogeo».
En sus apuntes de clase y de estudio, conservados en el fondo documental y personal de Juan Carandell Pericay de la Fundación "Aguilar y Eslava" (Cabra-Córdoba) en el Aula Carandell del IES "Aguilar y Eslava", aparece una carpeta titulada Paisajes Cársticos que guarda numerosas imágenes de formaciones kársticas de distintos lugares de la geografía nacional, entre las que figuran las siguientes: Cuevas del Drach (Mallorca), Caverna de la Peña de Candamo (Asturias), Gruta de las Maravillas (Huelva), Sima de la Pileta (Málaga) o Sima de Cabra (Córdoba). Algunas de éstas, coinciden con cavidades que Carandell visitó en algún momento de su vida como estudiante, investigador o docente; creando dibujos y realizando fotografías para acompañar sus estudios científicos.
Revisando su amplia trayectoria investigadora y docente, podemos agrupar su interés por el «subsuelo» en tres agrupamientos bien diferenciados. En primer lugar, podríamos apuntar la presencia de cavidades en sus paisajes exteriores; después, el estudio científico de cavidades y, por último, su interés por las minas. En su "archivo del paisaje" (Fundación Aguilar y Eslava, 2016) se destaca la inclusión de lo «de abajo» como importantes elementos geológicos y geográficos del terreno.
En el primer bloque hemos de enumerar dos importantes trabajos suyos. El primero publicado en 1921 dedicado a la región egabrense, en el cual aparece en su primera página un dibujo sobre el relieve de la serranía de Cabra, donde señaló la Sima de Cabra (punto 4 del bloque-relieve). Y un segundo artículo, sobre la tectónica del Macizo de Cabra de 1928, donde Carandell recreó una imagen para explicar el arranque anticlinal de la zona occidental de la Sierra de Cabra, en la que también marcó la Sima de Cabra en terreno jurásico.
Entre sus apuntes Paisajes Cársticos, encontramos un fotomontaje de la panorámica región Ronda-Grazalema-Ubrique donde marcó la Complejo Hundidero-Gato y apoyó con su localización en una sección de mapa topográfico.
En el segundo clúster -estudios científicos cuyo objeto de estudio son las cavidades- podemos señalar que, en octubre de 1914, junto a su maestro y amigo Sr. Hernández-Pacheco marcharon al pueblo de San Román del Concejo de Candamo (Asturias) con el ánimo de realizar unos calcos de las pinturas paleolíticas existentes en la Caverna de la Peña de San Román. Entre sus aportaciones científicas apuntaron algunos motivos geológicos de la formación de la cavidad, levantaron el plano de la caverna y realizaron los calcos de dichas pinturas. Asimismo, en la primavera de 1922, Carandell con su alumnado realizaron la primera exploración científica que se conoce hasta el momento de la Cueva de los Murciélagos de Zuheros (Luque-Valle, 2018). Buscaron pinturas rupestres o vestigios arqueológicos (que no encontraron), recogieron muestras de espeleotemas y algún que otro murciélago para su estudio -posiblemente algunos de los que existen en el Museo "Aguilar y Eslava" sean lo capturados en aquella actividad (Luque-Valle, 2016)-.
En la década de los veinte del siglo XX, Carandell publicó diversos artículos en los que nos descubrió su interpretación de la génesis de la Sima de Cabra (Luque-Valle, 2015). En este primer trabajo (1921), dejó bien claro que las opiniones que presuponían la intervención humana en el origen de este pozo estaban fuera de lugar, y que su formación era debida a la suma de diversas circunstancias propias de la naturaleza. Señalando como primera causa, por encima de la litología, a la tectónica. Años más tarde, en 1925, introdujo un gráfico para explicar el posible inicio de la Sima de Cabra, a través del desflecamiento de los bancos calcáreos existentes en la zona. De esta importante cavidad, Carandell realizó una fotografía de una excursión escolar y dibujó la boca de este pozo, ambas imágenes de 1925 o anterior, las cuales se encuentran en los apuntes de Paisajes Cársticos citada anteriormente (Luque-Valle, 2015). A pesar de que el profesor señaló medidas acerca de la profundidad (no siempre aporta la misma longitud) y circunferencia de la boca en diversos trabajos suyos, no nos consta que él mismo realizara dichas mediciones.
En la prensa de 1928, leemos que en julio con su alumnado del Instituto Segunda Enseñanza de Córdoba realizaron un viaje escolar a la Gruta de las Maravillas de Aracena (Huelva). En su artículo divulgativo aprovechó para compararla con las Cuevas del Drach (Mallorca) y Altamira (Asturias), cavidades que debió conocer, al mismo tiempo que aportó algunas nociones geológicas y geomorfológicas de dicha cavidad, descripción del itinerario, génesis, algunas salas de la gruta y enumeró algunos nuevos descubrimientos en la cueva. No obstante, su valiosa aportación científica (desde la geología) la hizo un año más tarde, acompañada por gráficos y fotografías propias.
Por último, señalamos las excursiones escolares dedicadas a visitar minas a cielo abierto y/o subterráneas. Entre ellas, es muy probable que también visitara algunas minas a cielo abierto tan abundantes en las Sierras de Cabra con el objeto de su estudio y/o enseñanza desde los ámbitos geológico o geomorfológico, pero no tenemos constancia documental de ello; en cambio, si conocemos la visita a la Cantera de los Frailes y su entorno pero desde el ámbito paleontológico (Carandell, 1921 y 1926; La Opinión, 1926; El Popular, 1926 y La Voz, 1926).
En 1925, un grupo de 12 alumnos más tres profesores (González-Meneses, Carandell y Gálvez), realizaron excursión escolar a Córdoba, Sevilla, Huelva y Riotinto. El quinto y sexto día del viaje estuvieron por Riotinto, acompañados por un nutrido grupo de alumnos y los profesores D. Ricardo Terrades (director) y D. José Pulido (secretario) del instituto de Huelva. Como apunte curioso, señalar que en la parada en Niebla al grupo egabrense les regalaron fósiles miocenos de las canteras próximas, nos dice Carandell (1925b) que fueron dientes de escualos, clipeástridos, pectens, ostreas, conus, lucinas, etc. El paisaje de ascenso hasta Riotinto fue una excusa para que Carandell aleccionara a sus pupilos. Los dos días en el "país de los hombres-topos" (Carandell, 1925c, 1), sus didácticas visitas transcurrieron por los tanques de cementación, instruyéndose en la separación de los minerales de la calcopirita; los hornos Beessemer, discurriendo por cada uno de sus elementos de producción; las "cortas", momento especialmente dedicado a la interpretación geológica del terreno y a afianzar los conocimientos previamente estudiados en clase; el archivo arqueológico y galerías antiguas abiertas por romanos; se adentraron en las entrañas de diversas "cortas": Corta norte, Corta del lago, etc.; y finalmente escucharon las enseñanzas de Mr. Browning, responsable de las minas de Riotinto.
Con el Instituto de Córdoba, en el curso 1927-1928 se continuó con el programa de excursiones científicas al "cielo minero" (Carandell, 1928b, 3). Empezó por las minas de plomo de Linares (Jaén), tan solo conocemos este dato a través de la publicación de su excursión a las minas de cinabrio-mercurio de Almadén (Ciudad Real) que visitaron el lunes 23 de enero de 1928. En ésta pasaron por todos los elementos propios de la factoría: los picadores, hornos, laboratorio, bodega y mina. Como escribiera el propio profesor "ir a Almadén sin bajar al pozo 13 habría sido casi una profanación de aquellos lugares por quien se precia de geólogo y naturalista" (Carandell, 1928a, 1). Su incursión a las entrañas de la tierra, a 350 metros de profundidad, fue toda una oportunidad para enseñanzas y aprendizajes. Al siguiente año escolar, concretamente el domingo 11 de noviembre de 1928 fueron de excursión a la cuenca minera de Peñarroya Pueblonuevo (Carandell, 1928d, 3 y 1928e, 2). Tras la oportuna visita al cerco industrial de la S.M.M.P. (Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya) y la visita al Instituto de esa localidad, los excursionistas finalizaron su viaje con una parada en las instalaciones de la boca mina de hulla llamada Antolín.
Así pues, Juan Carandell Pericay también fue un amante y divulgador de lo «profundo de la tierra».
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