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Oficina de Turismo
24.03.10 ARQUITECTURAS - Escrito por: Raúl Aguilera, arquitecto
 Se ha ordenado el antiguo huerto del Castillo-Palacio de los Duques de Sessa a modo de antesala de la ciudad y se ha construido un edificio de arquitectura efímera que no pretende rivalizar con el entorno histórico, sino ponerlo en valor y hacer destacar la esencia, el espacio del conjunto arquitectónico.
La presencia, el volumen del edificio se materializa evitando el contacto con los muros que delimitan el huerto, construyendo dos cajas antitéticas: una pesada y opaca que alberga los usos más íntimos y otra ligera y translúcida que acoge la zona administrativa. La conexión de ambas cajas se resuelve con una transparencia plena que funciona como recepción y atención al público. El conjunto se cubre con un plano horizontal que flota sobre las cajas. Toda la construcción es sincera, se evitan las imitaciones o simulaciones de materiales y cada elemento se muestra sin tapujos diferenciando su función tectónica y envolvente, la estructura y la piel. Se construye de este modo un volumen que evoca la abstracción del entorno y somete a grandes tensiones la relación, el enfrentamiento entre lo nuevo y lo preexistente.
Es una intervención Hiper-real porque responde a la poética de la desaparición, los reflejos provocan el hecho de que una forma se transforme y desaparezca en otra, es una especie de metamorfosis, una aparición-desaparición de los muros del huerto con el edificio y del edificio con los muros de piedra. Se produce un encadenamiento de formas, unas en las otras, donde todo implica su propia desaparición. Hacer jugar la transparencia no es sino jugar con la materia para darle a un edificio muchos rostros. Con el vidrio se puede programar lo que queremos ver, aclarando delante, dentro o detrás del mismo. Se puede buscar una cosa y encontrar completamente lo contrario. Es una Caja Mágica en la que la profundidad de campo se presenta como una serie de filtros que no se sabe dónde acaban. Es un desvío que provoca la percepción de lo sensible, al hacerlo pasar, no por la materia, sino por lo inmaterial.
La llegada al edificio queda marcada por una pérgola que muestra su presencia al exterior elevándose tras la portada de acceso y los muros del huerto original. Esta pérgola invita y acompaña sinuosamente al visitante desde la calle hasta el interior, proyectando una sombra, diferente a cada hora y estación del año, que se densifica sutilmente conforme nos acercamos al edificio. Se produce una entrada pausada que pretende fusionar el espacio exterior con el interior. El pavimento se define con planchas rígidas que se posan en el terreno, de manera tímida, sin interactuar con él y provoca una vibración horizontal al variar suavemente el color. La composición híbrida superpuesta se relaciona con las repeticiones geométricas de Sean Scully y Bridget Riley.
El entorno se ha diseñado para crear unas zonas de estancia y reposo bajo la futura sombra de los naranjos que resolverán el cambio de escala que se produce entre el huerto y los muros del castillo.
El conjunto del Castillo-Palacio de los Duques de Sessa se encuentra catalogado como BIEN DE INTERÉS CULTURAL cuya conservación ha de preservarse íntegra por tratarse de un bien de interés histórico-artístico. No obstante, la intervención a la que se refiere este artículo se realiza sobre un espacio libre residual del mismo, sin afección física a ningún elemento preexistente, revitalizando el espacio interior y recuperando del olvido una zona con ubicación privilegiada y enclave estratégico para dar la bienvenida al visitante.
Arquitectos autores de la intervención:
F. Javier Muñoz Aguilar y Raúl Aguilera Granados
Promotor: Ayuntamiento de Cabra
Colaboran en el proyecto: Comunidad MM. Escolapias - Junta de Andalucía
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