|
|
Uno de pedigüeños
05.04.14 - Escrito por: Desde CabrÁvila
 ¿Saben aquel que diu?.....
Así empezaría uno de los chistes buenos con los que siempre nos deleitó mi admirado Eugenio, pero no es precisamente así de bueno, el chiste malo que cada día nos vienen a contar, el cada día más engrosado número de profesionales de la Pedigüeñería, que se nos ha venido instalando en Cabra a lo largo de los últimos años, así como sin prisa, pero sin pausa.
Al mismo tiempo que no se me ocurre pensar que se trate de un rentabilísimo negocio en cubierta, de los que no pagan ni impuestos ni licencias de apertura a cara descubierta, a renglón seguido, es precisamente justo eso lo que se me ocurre pensar, sobre todo cuando en Cabra podemos encontrar a conocedores, del siempre presunto y nada despreciable poder adquisitivo, de alguno, de algunos y no se sabe si de todos esos profesionales de la cosa de pedir.
Siempre se dijo que más se junta pidiendo que dando, y algo de verdad debe contener la frasecita, sobre todo si es presuntamente evidente que la sustenta toda esa gente que lleva ya muchos años dedicada a las labores de la sensibilización de entrañas, tocamiento de fibras, desgarro de almas y destrozo de corazones de esa otra gente de buena voluntad que cada día sustenta lo que a su vez ya sustenta Servicios Sociales y/o Cáritas.
¿Dónde está la trampa?, porque está claro que aquí hay trampa.
O Servicios Sociales no funciona, que me consta que no es así, o Cáritas y sus Comedores Sociales tampoco funcionan, que también me consta que no es así.
Por tanto...
...¿qué es entonces lo que no funciona, para que Cabra se haya venido llenando en los últimos años de una ingente cantidad de Enseres Humanos, que flanquean de manera continua, constante y permanente, montando guardias casi de 25 horas, todas las puertas de todos los Supermercados, Iglesias y Puntos Varios de nuestra Ciudad?
Soy de la opinión de que hay que dar de comer al hambriento y de beber al sediento y no precisamente cuando nuestro buen corazón se sienta más vulnerable, frágil o sensible, ni por estar atravesando la crisis de los 40, ni porque a la suegra la visitó la menopausia, ni por hallarse inmerso en el más profundo Espíritu Navideño, Cuaresmal o Septembrino, pero también soy de la opinión de que la ciudadanía tiene todo el derecho del mundo, a poder entrar al Supermercado o a Misa, sin que dos personas la aborden sí o sí, hoy y mañana también y así durante años, para, en algunos casos en los que el cansancio por la situación ya nos florece y resuma por los cuatro costaos y ejercemos en algún momento nuestro derecho a la queja o al pataleo, además se nos molesten y encaren, recurriendo no precisamente a sus formas más modélicas y respetuosas de hacerlo, sino a un repertorio formado por una indescriptible batería de improperios, que al parecer es lo único que aprendieron a vocalizar perfectamente desde su llegada a España, ya que eso en mi pueblo se llama entre otras cosas, limpiarse en la cortina.
Insto desde aquí, a la persona o personas tanto de Lo Público como de Lo Privado, que puedan tener determinada autoridad y sobre todo mucha voluntad, que intenten y consigan averiguar dónde está la trampa y actúen en consecuencia y a su vez nos ayuden a aflojarnos un poco el nudo de la corbata en ese sentido, ya que como diría El Cochiloco, "una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".
Afectos.
|
|
|
|
|
|
Facebook
Twitter
Youtube
Livestream
