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La devoción o piedad se refiere a la actitud de la voluntad para con Dios y lo sagrado. Devociones, en plural, equivale a los ejercicios piadosos del pueblo cristiano y a las tendencias espirituales hacia un aspecto del misterio de Dios Trino, de la Virgen María o de los Santos.
La devoción a María debe llevar, sin limitación alguna, al auténtico encuentro con Cristo. Una auténtica devoción a la Virgen no puede prescindir de la vinculación con Dios, por medio de Jesucristo, único mediador. La presencia de la figura del Niño Jesús en los brazos de su Madre, testimonio este camino de fe que representa y al que nos invita su Madre.
La presencia del Santuario como centro de culto auténtico y destino de las peregrinaciones es fundamental a la hora de hablar de la devoción a la Virgen de la Sierra. Es un hecho religioso desde la antigüedad. En nuestro caso hay que destacar también la presencia de la Cueva de la Aparición, como ejemplo de santuario natural cuya presencia es manifiesta desde los primeros tiempos del hombre. La construcción del Santuario junto a la Cueva se interpreta como deseo de la Virgen, cuya imagen se descubre en la misma, de que sea allí y no en otro lugar donde debe edificarse el templo. El sitio natural del Picacho es otro elemento destacado en la devoción egabrense. Cumbre de espiritualidad, lugar donde la naturaleza muestra su grandeza y manifiesta al hombre la inmensidad de lo divino. Elementos que dan singularidad natural al espacio o lugar en el que tiene lugar la manifestación de lo sagrado (hierofanía), a la que el hombre responde con un culto constituido por ritos.
El cristianismo desde su concepción del Santuario de lo que éste era para el pueblo de Israel. Para los israelitas, el Santuario era el lugar de la presencia de Dios que camina en medio de su pueblo, un espacio cercano que no pactado con su pueblo. El reconocimiento en este lugar de la presencia de Dios era el signo de su presencia en medio de él, para ir luego poniendo de relieve el valor de la piedad del corazón. Toda la pedagogía que Dios utilizaba con el pueblo de Israel era la de que éste fuera aprendiendo a adorar al Dios invisible y a acostumbrarse a la esperanza de su trascendencia.
La idea de Santuario del Antiguo Testamento fue superada en el Nuevo y posteriormente en el cristianismo con la encarnación del Hijo de Dios, su templo vivo, su nueva morada entre los hombres, actuando en la historia con nosotros en la Iglesia. El nuevo rostro de la religiosidad en el cristianismo es el rostro de Jesús de Nazaret, el Cristo de Dios. Él consagra, él hace visible el lugar de encuentro y adoración, el lugar donde se dirige la alabanza y la oración de los fieles, el lugar de la manifestación de la trascendencia, de la presencia divina.
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