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Un cambio de horario que se produce en nuestro país desde 1996, puesto que antes de esa fecha tenía lugar el último domingo de septiembre. Esta modificación horaria tiene lugar en todos los países de la Unión Europea para ajustar la jornada laboral a las horas de luz natural.
A partir del domingo 31 de octubre amanecerá y anochecerá más pronto, hasta que el próximo marzo se realice el cambio horario de la primavera del 2022. Entre los efectos de este cambio podremos ver que amanecerá y anochecerá una hora antes, por lo que dispondremos de menos tiempo de luz solar por las tardes (y más por las mañanas).
Según los expertos este horario invierno facilita una mejor adecuación entre la luz natural y el ritmo de actividad mayoritario de la población. Además, como amanece más temprano, se podrá disfrutar de luz solar al levantarnos, lo que supone un claro beneficio en términos de salud.
Otro de los de los argumentos que avalan el cambio horario son los datos que aporta el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que estima que el ahorro energético potencial ronda el 5% solo en España. Este porcentaje representa cerca de 350 millones de euros. De esta cantidad, en torno a 100 millones corresponderían al consumo doméstico (unos 7 euros por hogar), y el resto, a la industria o a la iluminación de edificios de servicios.
A pesar que se había anunciado en varias ocasiones que se iba a suprimir este cambio de hora, tampoco este mes de octubre del 2021 será el último. La Comisión Europea se había fijado en principio el objetivo de acabar con los cambios en el 2019, pero el plan era demasiado ambicioso y el Parlamento Europeo propuso después que el último año con cambio de hora fuera precisamente el 2021. Una de las causas de que no se ponga fin a estos cambios es la falta de consenso sobre cómo poner fin a una práctica tan consolidada y la incertidumbre sobre con qué horario se quedaría cada país presagian que los cambios de hora están lejos de terminar.
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