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El profesor Carandell
12.05.16 - Escrito por: Manuel Mora y Aguilar ( )
Reproducimos en esta jornada, en la que se inaugura la exposición sobre Juan Carandell en el Museo Aguilar y Eslava, una parte del texto que publicó La Opinión en 1926, el 23 de mayo, reseñando el XIV Congreso Geológico Internacional. La figura de Juan Carandell, como geógrafo, geólogo, docente, que se verá en esta muestra, se intuía ya en las palabras de nuestro fundador Manuel Mora y Aguilar sobre aquel profesor que llegó al Instituto hace casi un siglo.
A LA SIERRA 23 de mayo de 1926
Hace 9 años que, estando el que esto escribe una mañana de Marzo en el gran risco de la montaña, meditaba amargamente.
¿Cuál sería el tema motivo de esas reflexiones tristes?
La soledad, la ignorancia, el olvido en que teníamos la belleza del balcón de la idealidad panorámica así como la valoración científica de esta montaña.
Sin rumbo fijo ambulaba el espíritu por aquellos lugares, cuando llamó la atención nuestra un caballero que, algo inclinado andaba por los escarpes del laderón Sur observando la composición geológica del terruño, dicho caballero, analizaba, estudiaba, investigaba.
Llegué hasta él, le saludo.
Es muy bello este lugar, observa; además veo en él algo que pudiera ser para la ciencia de gran importancia...
El caballero era don Juan Carandell, trabajador infatigable y profesor de Historia Natural que hacía poco había llegado al Instituto. Aquella noche durmió en la casita blanca y a la mañana siguiente, muy temprano, continuó sus estudios y sus investigaciones por la montaña.
Había pasado algún tiempo, el olvido perduraba, la ciencia obscurecida; las peñas continuaban solitarias ...; sentado en el Balcón de Andalucía, meditabundo y angustiado golpeaba en la mente el tema eterno... la belleza natural exuberante ..., el olvido, el abandono, el silencio y la indiferencia de los hombres.
Un grupo de jovencitos, procedentes de Jarcas, en exploración científica, avanzaban por los Lanchares; los colegiales estudiaban; llegaron a la Viñuela y, al poco rato, nos saludaban en el Picacho.
Los alumnos del 6º año del Instituto, estudiaban sobre el terreno, la flora y la fauna de aquellos lugares; don Juan Carandell, su profesor, iba con ellos y les explicaba.
Es d. Juan un educador - reflexiono - puesto que en plena naturaleza pone Cátedra y pasa aquí el día explicando a sus alumnos.
Este sabio profesor enfocaba sus energías a dar a conocer y exaltar los méritos científicos y las bellezas naturales de nuestra montaña.
Después tuve la ocasión de ver en repetidas ocasiones a don Juan Carandell con sus alumnos; recorrer los Lanchares, Jarcas, los yacimientos fosilíferos titónicos de la fuente de los Frailes; familiarizados con esos estudios, el maestro les guiaba.
Y ahora en numerosos folletos y revistas científicas, aparecen uno y otro día panorámicas bellas, planos y cartas geográficas, artículos importantes propulsores del avance alentador, y divulgadores de tesoros científicos y de las bellezas de nuestra Sierra.
Los frutos de los trabajos del señor don Juan Carandell, por consiguiente, son de trascendencia suma para la fama mundial de los yacimientos fosilíferos titónicos de Los Lanchares y para la montaña de la Virgen de la Sierra.
¡La ciencia! ¡la ciencia! ¡oh el poder difusivo de la ciencia!. No cabe duda que la ciencia, por suerte, había escalado nuestra montaña.
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