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La justicia nunca falla
20.01.17 - Escrito por: Manuel Guerrero Cabrera
No recuerdo bien si fue Julián Valle Rivas quien me dijo que la Justicia nunca fallaba, pero que otra cosa muy distinta era que el abogado hubiera hecho bien su trabajo.
En otras palabras, puedes creer que haya casos o sucesos con una resolución tan clara que, de no ser así, se tilden de injustos; pero, en verdad, es el trabajo de la persona que ejerza de abogada la que ha de lograrlo. Esto es lo que se contempla en la serie The night of, en la que el trabajo de los abogados defensores de Nasir Khan, el protagonista acusado de asesinar a una chica en uno de los barrios residenciales de Nueva York, no consigue demostrar su inocencia. Pero aquí (salten al siguiente párrafo si no han visto la serie) todo se resuelve con la intuición de un viejo inspector (e, incluso, en la del abogado Jack Stone, quien primero lo defendió, porque no tenía la mirada del delincuente), en lugar de los mecanismos del sistema judicial, que llega a un punto muerto (jurado y juez así lo expresan).
The night of me ha hecho recordar ese brillante documental titulado El Rati Horror Show de Enrique Pineyro y Pablo Tesoriere, en el que se logra fundamentar cómo la policía, la fiscalía y los jueces (de Buenos Aires) se conjuran contra Fernando Carrera, para hacerle pagar por un delito que, según lo aportado en el documental, nos hace dudar mucho de que él lo haya realizado. Indignante es el momento en el que se demuestra que los jueces indican en el fallo aspectos que ninguno de los testigos verifica, como que vieran a Fernando Carrera con un arma. El Rati Horror Show se desarrolla de forma inteligente y concluye magistralmente con la lectura de algunos artículos del código penal a muñecos que representan a los distintos conjuradores; en especial, a caballo entre el humor y el despecho, resulta el momento en el que Piñeyro les coloca una grabación en los que se le comunican sus derechos (en inglés, por lo raro de ello) a las figuras de los jueces: «Esto, por si no entienden inglés, quiere decir que nadie les va a hacer a ustedes lo que ustedes le hicieron a Carrera», aclara.
Uno de los puntos comunes entre este documental y The night of es la inculpación de los medios de comunicación hacia el acusado. Fernando Carrera lo resume muy bien del siguiente modo:
Si yo, ciudadano, veo el diario Clarín y me dice que Fernando Carrera es un asesino; para mí, Fernando Carrera es un asesino. No me importa lo que diga Fernando Carrera. Yo le creo al diario Clarín [...]. Y la prensa publicó lo que le dijo la policía; entonces, basándome en estas fuentes, si viene Fernando Carrera y me dice que le crea, no le creo. ¿Cómo no va a creer la prensa en la policía y el lector en el diario?
Si en The night of se elabora una velada crítica a la prensa por el tratamiento de Nasir por ser paquistaní, en El Rati Horror Show se realiza abiertamente por considerarlo desde el primer momento «delincuente» y no presunto, probable o en similares términos. No hemos de irnos a Estados Unidos o a Argentina para encontrarnos casos de cómo la prensa condena al sospechoso sin el juicio. Basta con recordar a Dolores Vázquez del caso Wanninkhof e, incluso, lo expuesto en otro documental, con más carga lírica y social que significativa en su resultado final, Ciutat morta, en la que los medios españoles (catalanes inclusive) emplearon el silencio para no dañar al Ayuntamiento y a la policía en el denominado Caso 4F.
Además del punto anterior, el rasgo compartido más significativo es lo que conlleva que un inocente esté en la cárcel (al lector que no ha visto ninguno de los dramas enunciados le diría que saltara al siguiente párrafo, salvo que no le importe que se le revele información): Nasir Khan es consumidor de droga y es cómplice de asesinato en la cárcel; Fernando Carrera perdió más de siete años en prisión y no fue absuelto hasta once años después, precisamente el pasado 2016. No quiero dejar atrás, ya que cité Ciutat morta, a Patricia Heras que se suicidó al no aguantar más la presión ni las falsedades de las que se le acusaban durante un permiso concedido en 2011, cinco años después de su injusta detención (nótese que aquí sí he utilizado la palabra «injusta», pues no había razón para ello).
Anímese a ver The night of y El Rati Horror Show (sin olvidar, Ciutat morta). Comprenderá que la Justicia nunca falla, sino el modo como los seres humanos la maltratan con burocracia o con corrupción.
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