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El hortelano PEDRO MARTÍN PACHO

28.03.19 - Escrito por: Antonio Moreno Hurtado

La iglesia ha tomado siempre los posibles acontecimientos milagrosos con bastante escepticismo, hasta que los hechos demuestran su veracidad.
Incluso el creyente, en ocasiones, contempla el milagro y sus protagonistas con un cierto vaho de misterio e incluso de leyenda, como si fuera un cuento bonito que se nos narra para alimentar nuestra fe.

Es el caso del hortelano Pedro Martín Pacho, cuya milagrosa curación, en el año 1621, iba a revolucionar al mundo creyente del sur de la provincia de Córdoba.
Poco sabíamos, hasta ahora, de este humilde egabrense, hortelano de profesión, que protagonizó una importante página socio-religiosa en Cabra.
En el Cabildo del día 29 de junio de 1621, que preside el corregidor don Juan Vivero, se da noticia del milagro ocurrido el día de San Juan anterior en la persona del Pedro Martín Pacho, hortelano y vecino de Cabra.
Se dice que Pedro "llevaba más de catorce años tullido de piernas y brazos, quebrado y con excesivos dolores". Que habiendo sanado por intervención de la Virgen de la Sierra ese día, "vino a pie, corriendo por el camino". El Concejo había ordenado dar cuenta al Obispo, para que el Vicario egabrense averiguase los hechos y que se hiciera una procesión general de acción de gracias desde la ermita. El Cabildo aprovecha para dejar claro que corresponde al mismo organizar la primera fiesta y que los oficiales del Concejo serán los que lleven las andas de la Virgen, como había sido tradicional. Para estas gestiones se delega en don Francisco Arias Carvajal, alcaide de la fortaleza y los regidores Alonso Ruiz de Aguilar, Juan Merino Valverde y Jerónimo de Cea y Gálvez.
Llegado el acuerdo, se establece que, a la llegada a la iglesia mayor, se diría a la Virgen una misa solemne, con música de capilla, ministriles y predicador.
El día 2 de julio de 1621, el Concejo local otorga un poder a Pedro Fernández de Paredes, procurador de la ciudad de Córdoba, para que lleve el proceso del reconocimiento del milagro de Pedro Martín Pacho ante la Iglesia. En el documento se hace referencia a otros milagros anteriores de la Virgen, sin dar detalle de los mismos.
El poeta egabrense Jerónimo de Herrera, contemporáneo de Pedro Martín Pacho, narra así el milagro:
A vuestro templo encumbrado
Pedro Pacho fue traído,
de manos y pies tullido
y de ambas partes quebrado;
llegó afligido y cercado
de deudos, que lo metieron
en la Iglesia y lo ofrecieron
a vuestra Imagen y a Dios;
y sólo, Virgen, con vos
lo dejaron y se fueron.
Comenzó tierno a invocaros
con lágrimas y suspiros,
y humildemente a pediros
la salud para alabaros;
y alzando el rostro a miraros
vio que el velo que os cubría,
en vivas llamas se ardía;
y del alma y pecho arroja
mil voces con la congoja
de ver que nadie acudía.

Aumentaron sus antojos
con llanto el desasosiego;
pensando apagar el fuego
con el agua de sus ojos,
y afirmándose en los flojos
pies, se levantó ligero;
dio, contento y placentero
cuenta a sus deudos, que entraron
y el sagrado velo hallaron
sano, sin llamas y entero.

Pero, ¿quién fue realmente Pedro Martín Pacho?
Pedro era un humilde hortelano de Cabra. Hijo de hortelano, hermano de hortelanos y padre de hortelano. Una profesión común en su familia.
Hoy sabemos que fue hijo de Antón García el Pacho y de Juana Jiménez, vecinos de Cabra en la segunda mitad del siglo XVI.
En el Repartimiento del año 1575 nos encontramos a Antón el Pacho, en el Cerro, que contribuye con 22 maravedíes.
En el Padrón de vecinos del año 1595 Antón García el Pacho figura en la zona del Cerro de San Juan que subía desde la calle de los Huertos de Herenas hacia la calle del Toledano.
Ese trozo de calle se iba a conocer, más adelante, como calle Peñas y luego Cuesta del Avellano.
A la subida de ese tramo, a la izquierda, había como un llanete y una pequeña calleja, de solamente cuatro casas, donde iban a vivir los Pacho y que llevaría el nombre de esta familia.
Antón y Juana tuvieron, al menos, cinco hijos, que tomaron diversos apellidos. Diego, María Candelaria, Pedro, Bernabé, María de la Cruz y Juan.
Hubo un primer hijo, también llamado Pedro, nacido en Cabra en 1576 y que murió pronto.
Pedro Martín Pacho nació a mediados de marzo de 1583.
Su hermana, María Candelaria, nació en 1581. Casó con Juan Vela y vivían en la calle Peñas, en el barrio del Cerro.
En el año 1603, Pedro Martín Belmonte trató de casarse con María de la Cruz, hija de Antón García Pacho y Juana Jiménez, pero surgieron ciertos inconvenientes y la boda no llegó a celebrarse. El pretendiente era hijo de Hernando Ruiz Talavera y Juana Ramos. Vivía junto a los Pacho.
Bernabé Martín Pacho casó en Cabra, el día 11 de noviembre de 1607, con Ana María de la Oliva. Era cuñado del cantero Baltasar de los Reyes, marido de María Jiménez Tofiño, hermana de Ana María de la Oliva.
Otro hermano de Pedro, llamado Juan García Pacho, casó con Catalina López el día 8 de junio de 1609.
Y el otro hermano, Diego Fernández Pacho, nacido en Cabra en el año 1568, casó el 24 de mayo de 1592 con Ana de Castro.
Pedro Martín Pacho casó en Cabra, en la iglesia de la Asunción, con Ana María de Zamora, el día 10 de diciembre de 1606. Ofició la ceremonia el licenciado Juan Bautista Romero. La novia era hija de Miguel Sánchez Alcoholado y de María Alonso.
Las velaciones se celebraron el día 21 de octubre de 1607, ante el licenciado Andrés Muñoz Callejas. Fueron sus padrinos Francisco Fernández de Mérida y Ana María, su mujer.
Tuvieron dos hijos, Antón y Antonia.
La hija nació en el año 1611 y tomaría el nombre de Antonia de Zamora.
El hijo, Antón García el Pacho, nació en 1612. Casó en Cabra, el día 29 de junio de 1638, con doña Ana Roldán. Hija de Bartolomé de Siruela y de doña María Roldán. En el acta se dice que Pedro Martín Pacho ya era difunto.
El día 10 de noviembre de 1614, ante el escribano Pedro Ramírez de Baeza, Pedro Martín Belmonte y Francisca de Molina, su legítima mujer, venden a Pedro Martín Pacho un tercio de casa en la calle Merinos. Indivisa. Linde con casa de María Alonso, viuda de Francisco Ruiz Vacarizo y con casas de Antón de Molina. Se lo venden con el cargo de un tercio de una Memoria perpetua de una misa, en la iglesia mayor, por el ánima de Juana Ruiz Vida, mujer de Pedro Ruiz Santaella, difunto. El tercio de la memoria importa real y medio al año, pagadero" por el día de Nuestra Señora de septiembre".
La vivienda se vende en 11.500 maravedíes, a los que hay que bajar los 1.500 de la Memoria, que asume Pacho en su totalidad. De manera que paga en ese momento los 10.000 maravedíes restantes.
Ninguno de los dos otorgantes sabe escribir, por lo que firma como testigo, en su nombre, Juan Antonio de Eslava.
El vendedor era vecino de los Pacho, en la calle Peñas, en el Cerro de San Juan. Había tratado de casarse, en 1603, con una hermana de Pedro, llamada María de la Cruz, como ya hemos indicado.
En la calle de los Merinos iban a vivir, en adelante, Pedro y su familia.
Cuando se produce el milagro, Pedro tiene unos 38 años y lleva más de catorce tullido. Es decir, comienzan sus dolencias a principios del año 1607, cuando está casi recién casado.
El hortelano todavía vivía en el año 1635. En el Padrón de Vecinos de ese año, figura en la calle de los Merinos, con cincuenta años de edad. Conviene aclarar que en dicho padrón se incluía exclusivamente a varones, de entre 18 y 50 años, hábiles para la guerra, lo que demuestra que Pedro había sanado totalmente de sus dolencias.
En ese Padrón, la callecita del Cerro en que sigue viviendo parte de su familia recibe el nombre de "la Pacha", porque en ella vive, entre otros, su hermana María Candelaria "la Pacha", mujer de Juan Vela. Se señala entre la calle Peñas y la del Toledano. Se indica que tiene 4 vecinos aptos para la guerra.
Ana María de Zamora, viuda de Pedro Martín Pacho, otorgó su testamento en Cabra, ante el escribano Domingo Rodríguez Capote, en el año 1652.
En cuanto a los hijos de Pedro Martín Pacho, tenemos algunas noticias más en el testamento de Antón.
El día 15 de octubre de 1658, ante el escribano Domingo Rodríguez Capote, Antón García Pacho declara estar enfermo del cuerpo y sano de la voluntad.
Dice estar casado con doña Ana Roldán y tener dos hijos, Antonio y Pedro.
Declara ser hijo legítimo de Pedro Martín Pacho y de Ana María de Zamora.
En cuanto al resto de su familia, nos da noticias de su hermana, Ana de Zamora, vecina de Lucena, casada con Juan de Arjona Peláez.
Hijos de estos son María de Zamora, mujer de Pedro Ramírez, y Antonia de Zamora, también vecinos de Lucena.
Por el testamento, sabemos también que su tía María de la Candelaria, mujer de Juan Vela, había dejado dos hijos, Juan Vela y Pedro Martín Vela, sus primos, que vivían en la calle Peñas. En el Cerro de San Juan.
Que su primo Juan Vela había fallecido y dejado tres hijos huérfanos, Inés, Miguel y Catalina de Vela, cuyos bienes había administrado durante dos años.
Dice tener en arrendamiento una huerta de don Pedro de Ávalos y Segura, vecino de Cabra.
Su situación económica no es desahogada. Debe a algunos vecinos y otros le adeudan algunos productos de la huerta, que les ha vendido. Entre los deudores está Pedro Martín Vela, su primo.
Dice que Pedro Martín Pacho, su padre, había dejado un legado especial a María de Zamora, su nieta, vecina de Lucena. Se trataba de cien ducados, que habían de pagar entre los dos hijos, Antón y Antonia.
Declara que debe a su hermana doña Antonia de Zamora, mujer de Juan de Arjona Peláez, vecinos de Lucena, 650 reales del precio de una parte de casas que ella le vendió, ante Pedro Gutiérrez de los Ríos. Como pago de dicha cantidad, Antón le había dado "una cuarta parte de casas, indivisas con las otras tres cuartas partes, que son de la susodicha y están en la calle Peñas, del Cerro de Señor San Juan, linde con casas de Pedro de la Rosa y con casas de los herederos de Juan Vela".
Se trata de la parte de casa de la calle Merinos, que habían recibido de su padre. Antón le cede la parte que le corresponde de la casa familiar del barrio del Cerro.
Declara que, por muerte de Ana María de Zamora, su madre, han quedado ciertos bienes. Se trata de dos censos, por un total de 190 ducados, y una parte de casa indivisa con las demás partes que pertenece al testador, en la calle de los Merinos "dentro de lo cercado de la Villa".
Declara que de los dos censos y de la parte de casa, le corresponden la mitad a él y la otra mitad a su hermana. Pide que se haga la división en conciencia. Pocos días después muere Antón.
En el Padrón de vecinos del año 1663, aparece doña Ana Roldán "viuda de Pacho", en la calle de los Merinos.
Doña Ana moriría en Cabra en agosto de 1667.
En el Padrón general de vecinos del año 1676 aparecen Antón García Vela y Juan García Vela, en casas distintas, en el barrio de la Villa, en la calle Mayor y travesías, cerca de la calle de los Merinos. Son nietos de María Candelaria "la Pacha". En la calle de los Merinos no figura la viuda ni ninguno de los hijos de Antón García el Pacho.
En el Padrón de cumplimiento pascual del año 1680, de la iglesia de la Asunción, la callecita del barrio del Cerro todavía se cita como la calle del "Pacho". En ella viven algunos descendientes de María Candelaria "la Pacha".
Ahora, el primer tramo, desde la calle de los Huertos, se conoce como Cerro de San Juan y tiene seis casas. Le sigue la calle del Conejo, con siete casas. A continuación, viene la calle del Pacho con cuatro y la calle Peñas, con veintitrés casas. Allí comienza la calle de Toledano, que lleva hasta la Plaza de San Juan (hoy de Santa María la Mayor)

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