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Virgilio Fernández del Real y sus recuerdos egabrenses
20.05.21 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Apenas hace unos días, hemos recibido un envío muy especial que nos ha llegado desde Guanajuato (México), un libro biográfico de un antiguo alumno del Instituto y que pasará a formar parte de la Biblioteca y Archivo Aguilar y Eslava, donde se conserva también su expediente literario.
Unas semanas antes del confinamiento del año 2020 recibíamos la visita de Estela Cordero que llegaba a la ciudad de la que tantas veces le había hablado su compañero fallecido. Una ciudad que ha estado presente en la centenaria trayectoria vital de Virgilio Fernández del Real que nos dejaba en diciembre de 2019 con 100 años de edad, casi a punto de cumplir los 101 y que pasó una de las etapas más significativas de su vida en Cabra, estudiando en las Escolapias y en el Instituto Aguilar y Eslava.
Estela traía un encargo para cumplir la voluntad de Virgilio. Iba a ser un homenaje póstumo, sencillo y sincero, para depositar en el Cementerio de Cabra una urnita con parte de sus cenizas para que reposaran «en su pueblo natal» como así nos decía Estela que había sentido Virgilio su pertenencia a nuestra ciudad. La pandemia impidió realizar aquel acto que esperamos poder retomar cuando se pueda.
Y en este 20 de mayo, una fecha en la que el propio Virgilio Fernández del Real recordaba como terminó el Bachillerato en Cabra en el año 1935 - cuando terminé el bachillerato el 20 de mayo me trasladé a Sevilla y preparar el examen de los dos años que duraba la carrera hice examen a título de suficiencia y aprobé y de Sevilla me trasladé a Madrid donde se cambiaba mi familia, mis padres y tres hermanos, pues quería estudiar en Madrid Medicina - nos llega un libro que ofrece las memorias de un personaje singular de nuestra historia.
El libro Virgilio Fernández del Real. Recuerdos de un brigadista es una edición muy cuidada de Ediciones La Rana y del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato en el que se incluyen numerosas fotos, tanto del archivo personal de Virgilio como de las que se fueron haciendo en los últimos años de su vida.
Como podemos leer en alguna reseña «estas memorias son el resultado de un largo proceso en el que han participado Gabriel Medrano, profesor de la Universidad de Guanajuato, y José Manuel Pedrosa, profesor de la Universidad de Alcalá de Henares. Ambos han dedicado muchas horas a conversar con Virgilio (y grabar) sobre todos los rincones de su intensa vida. Una síntesis de todo ese material es el que se presenta en este libro. Sobre el resto del material hay un proyecto de catalogación y publicación para poder ser consultado en la red, como dice el propio Gabriel Medrano en el libro»
El contenido nos ofrece una presentación de María Adriana Camarena de Obeso, directora general del Instituto Estatal de la Cultura de Guanajuato, México y también el retrato que el periodista y escritor Giles Tremlett hace de Virgilio Un siglo en un hombre. Luego siguen sus memorias en los once capítulos:
Las fotos de la guerra las hice con una camarita que me costó cinco pesetas.
Nací el 26 de diciembre de 1918, en Larache
Nos trasladamos a vivir a Cabra, desde Sevilla.
Yo tenía seis años.
Desde los catorce años pasé las vacaciones trabajando como practicante en Sevilla.
El 18 de julio de 1936 yo estaba trabajando en el Hospital de la Princesa en Madrid.
En aquel hospitalito fue donde me hice brigadista.
En el campo de concentración en Francia nosotros mismos hicimos las barracas.
No sabía nada de México.
En esas visitas que hizo Gene al consultorio del doctor Parés fue que pude conocerla.
Tienes que visitar Guanajuato. Pero trata de llegar en la tarde a Marfil; las puestas de sol son preciosas.
Siempre me acompaña Estela y nunca me deja solo.
Y finalmente el libro se cierra con un Epílogo y tres testimonios: los de su viuda Estela Cordero, que fue su compañera durante 31 años, Gabriel Medrano, el recopilador y editor del libro, y Andreu Caralt, cuya entrevista en Diari de guerra dio a conocer a Virgilio al público español.
El resultado es un libro intenso y ameno. A través de sus páginas destila el amor a la vida y a la humanidad de este hombre, comunista, comprometido durante toda su vida, en la lucha por la libertad y la justicia que también incluye una extensa colección de fotografías y una apéndice en inglés, traducción realizada por Anna Adams.
Es una obra auténticamente entrañable y que refleja perfectamente todo un siglo vital, lleno de historias, anécdotas, costumbres, y tantas otras etapas de la vida de Virgilio. Y entre sus páginas, de la 45 a la 63, Cabra aparece en la memoria perenne de aquel niño y joven que pasó algunos de sus mejores años en nuestra ciudad.
Vino a Cabra porque su padre comenzó a trabajar en Laboratorios Egabro y a partir de ahí nos cuenta anécdotas, refleja personajes y escenas, vivencias y amistades, juegos y canciones. Entre ellas algunas de las letrillas de nuestras coplillas tradicionales como la que recoge de memoria y cuyo estribillo sigue sonando en Cabra: «A la flor del romero / romero verde / si el romero se seca / ya no enflorece».
Los recuerdos de su paso por las Escolapias y el Instituto Aguilar y Eslava, sus recorridos al campo, al Calvario o la Atalaya, sus baños en el «estanque de una huerta», los equipos de fútbol «Potaje» y «Bisctec», su amistad con Antonio y Maruja Aranda Rendón o José Cobos, su etapa de monaguillo, el cine o la «sinfónica» que recordaba diciendo «no era una banda porque tenía hasta violines. Serían treinta o cuarenta músicos».
Y un sinfín de curiosidades de aquella época de los años 20 y 30 del siglo XX que Virgilio conservó siempre viva y que tuvo a Cabra como centro de tantas emociones y recuerdos ahora recogidos en la publicación.
El libro Virgilio Fernández del Real. Recuerdos de un brigadista fue presentado el pasado mes de marzo en la Feria del Libro de la Universidad de Guanajuato (México) y como decía Estela Cordero «es un privilegio ver la obra de las memorias de Virgilio» y también refleja su llegada a México, sus trabajos en el país, de cuando conoció a Gene Byron, su vida en Guanajuato y sus aportaciones en el arte popular.
Estela Cordero afirma que se trata de «un documento histórico muy valioso para la memoria de España y México por la gente que se exilió aquí», que recoge en el libro recuerdos compartidos con Virgilio de sus viajes a España en los que «también íbamos a Cabra a pasear, a subir a donde estaba la capilla de la Virgen de la Sierra y a comer. Virgilio recordó siempre el pueblo donde fue feliz durante su niñez y adolescencia; él siempre se consideró egabrense».
«Virgilio Fernández del Real, recuerdo de un brigadista»
Medrano de Luna, Gabriel - Traducción de Anna Adams
Ediciones La Rana / Guanajuato. 2020
Instituto Estatal de Cultura de Guanajuato
312 pp. ISBN 978-607-8770-12-0
500 ejemplares
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