| 
   | 
  
 Grabaciones de Lucena (7): El desenclavamiento 
18.04.22 - Escrito por: Manuel Guerrero Cabrera 
  
 
Alma, si contemplar quieres, 	mira bien y considera 
al pie de la cruz María,	el que pendiente está en ella 
es su dulcísimo Hijo,  	abierto por cinco puertas, 
corriendo arroyos de sangre	y coronada su cabeza. 
Con penetrantes espinas, 	echando sangre por ellas 
y con su divino rostro		al hilo al hilo gotea. 
Mira qué color difunto	lleva la boca de perlas; 
las palmas y las rodillas	llevan las fuentes abiertas. 
de haber caído en el suelo	llevando la cruz a cuestas.  
Su Madre lo está mirando	y viendo que aquesta belleza 
está tan desfigurado 		a decir así comienza: 
?No hay dolor que mi dolor	pueda hacerle competencia, 
tan sólo un hijo tenía,		hoy por envidia y soberbia. 
hoy sin causa me lo han muerto. ¡Ay Jesús, que me atraviesa 
una espada al corazón!	Y que la noche se acerca 
y no tengo sepultura 		ni una mortaja siquiera, 
ni quien de la cruz lo baje. 
Ángeles de mi custodia	¿qué hará esta esclava vuestra? 
Los ángeles le responden:	?No nos han dado licencia 
para bajar a vuestro hijo,	que corre por otra cuenta. 
Alzó la Virgen los ojos 	y vio que venía cerca 
una poquilla de gente		que traía dos escaleras. 
Y así como sobresaltada	dice a Juan de esta manera:  
?Dime, Juanillo querido,	dime qué gente es aquella. 
?Calle, madre, y no tengas pena,  
que será José de Nicodemus	y nos vendrá una cosa buena.  
Llegaron los santos varones,	arriman las escaleras  
al santo árbol de la cruz 	ambos subieron por ellas. 
Le quitaron la corona	tomándola la besan, 
se la dan a San Juan		y a su Madre se la llevan,  
tomándola en sus manos	estas palabras dijera: 
?¡Oh, corona que coronaste 	al rey del cielo la cabeza! 
¡Oh, mi Dios, que los mortales te adoren con reverencia! 
Luego le quitan los clavos,	tomándolos los besan, 
se los dan a San Juan		y a su Madre se los llevan, 
y tomándolos en sus manos 	estas palabras dijera: 
?Oh, clavos que atravesasteis aquellas palmas inmensas, 
que al mundo y a todas las cosas les dio el ser y las sustenta. 
Y luego ponen al Señor	 
en los brazos de su dolorosa Madre. Atended, señores, y mirad qué pena, 
y qué dolor sentiría 		aquella sagrada Reina. 
Y luego envuelven al Señor 	en una sábana nueva, 
lo llevan al sepulcro, 		y muchos ángeles se quedan 
adorando al Señor, 		los otros dieron la vuelta. 
Y al pasar por el calvario 	lo adoran con reverencia 
al santo árbol de la cruz,	porque Cristo murió en ella. 
Y las señoras mujeres		que en su compañía llevan. 
tratemos de acompañarlas	y aliviarles sus penas, 
para recibir el premio		amén en la gloria eterna. 
 
Pese a haberse registrado en Lucena en 2003, la informante anónima (pues no hemos hallado el nombre en nuestras anotaciones) indicó que se rezaba en Iznájar. Resalto «se rezaba», porque ella consideraba que este texto era una oración. Mucho más tarde de haberla registrado, hallé que se conocía como «El desenclavamiento», sobre el que Antonio Cruz Casado ha escrito un magnífico artículo en la revista Torralbo, de Lucena, del año 1995 y que también está disponible en el más que recomendable blog en el que tiene publicados diversos artículos de literatura religiosa (1). La versión que registró Cruz Casado en este artículo de Torralbo y el blog (con anotaciones sobre una variante «B») también se reproduce en Patrimonio oral de la provincia de Córdoba (2) y fue tomada en El Higueral (Iznájar) en 1974; a esta, en el libro mencionado, se añade otra variante del texto, de Pozoblanco, de 2009 (3). Nuestra versión contiene similitudes con ambas, en un porcentaje muy alto (por ejemplo, nuestro texto se corresponde con el de Cruz Casado en torno a un 80%), sin que la extensión sea óbice para ello; en la nuestra, sin embargo, hay dos omisiones relevantes: un fragmento en la primera intervención de la Virgen y el llanto de los santos varones delante de Jesús (4). 
 
	En cuanto a las diferencias, hay cambios de verbos y, en muchos casos, del tiempo de estos, que se ajustan a la narración.  
	En el aspecto rítmico, la rima es asonante (-e_a) y cada verso se forma con dos hemistiquios, cada uno con tendencia al octosílabo, con las siguientes excepciones: 
 
?En tres ocasiones, el verso no tiene dos hemistiquios, sino uno que, por lo general, no continúa la rima del texto: 
 
		ni quien de la cruz lo baje. 
 
		Calle, madre, y no tengas pena,  
 
		Y luego ponen al Señor 
  
 ?«En los brazos de su dolorosa Madre» es el único hemistiquio que supera las diez sílabas, lo que dificulta el ritmo del texto, de tal manera que nuestra informante acelera el recitado de la palabra. 
	 
Por último, hemos corregido en el texto un lapsus, cuando nuestra informante recita la parte en que le dan los clavos a la virgen María, ya que se escucha en la grabación: «y a María se la llevan», por analogía con la situación en que se le entrega la corona; por ello, hemos creído conveniente sustituir el pronombre la por los, que hacen referencia a los clavos: «y a su Madre se los llevan». 
 
 
NOTAS: 
(1) http://antocruzcasado.blogspot.com/2006/09/un-poema-oracin-de-carcter-popular-el.html 
 
(2) ALONSO FERNÁNDEZ, ALONSO MORALES, CRUZ CASADO, y MORENO MORENO (2017): Patrimonio oral de la provincia de Córdoba: romancero, cancionero y narrativa. Diputación de Córdoba, p. 392-3. 
 
(3) Ibíd., pp. 394-5. 
 
(4) Véase el texto registrado en 1974 por Cruz Casado en el enlace indicado en la nota 1. 
 
Recordatorio: estas grabaciones se realizaron en Lucena (Córdoba) entre 1999 y 2003. Las canciones populares comparten espacios distintos, desde la misma provincia de Córdoba y Andalucía hasta el resto de España e, incluso, Hispanoamérica. 
 
   | 
  
   | 
  
   | 
  
   | 
  
 
   | 
  
   |