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Desde hacía varios días las cofradías se preparaban con mayor esmero y dedicación para una procesión magna que llevaba mucho más tiempo prevista. Además las cofradías se esforzaron para tener las iglesias y sedes preparadas para la visita que, desde primeras horas de la mañana, iban realizando numerosas personas. En unos recorridos novedosos, que iban desde sus respectivos lugares de salida, las cofradías que participaron con sus pasos, haciendo posible esta magna procesión, marchaban a la Iglesia mayor parroquial de la Asunción y Ángeles para hacer estación ante la imagen de Nuestra Señora de la Sierra en este año jubilar.
No se han ofrecido cifras sobre la ocupación hotelera, los viajeros que pasaron por la Oficina de Turismo o el número de asistentes a los distintos actos y sobre todo a la procesión magna de la tarde, aunque todo parece indicar que se han cumplido las buenas previsiones que se habían hecho. Los establecimientos de hostelería se vieron llenos en buena parte de la jornada que se prolongó hasta bien entrada la madrugada, así como las zonas preparadas por el Ayuntamiento para los aparcamientos. No obstante, salvo en la zona de la Plaza Vieja y la calle Mayor, las aglomeraciones no se produjeron y la movilidad de las personas resultó fluida para presenciar los distintos itinerarios de los pasos participantes en el acto central de la Magna. La ubicación de los lugares de salida y entrada de las cofradías, facilitó esta dispersión de las aglomeraciones en una jornada en la que tampoco hubo incidentes destacables, con mucha gente y un magnífico ambiente festivo en las calles.
El altar montado por la Archicofradía de la Virgen de la Sierra, en la puerta de la Asunción frente a la Muralla, fue muy comentado por todo el público por la belleza con que se presentó la imagen de nuestra patrona y la exquisitez de la composición artística y floral. La Virgen lucía el manto rojo o carmesí, bordado por las Agustinas, de la época en que fue hermano mayor Francisco de Asís Alcántar y Narváez (1852- 1863), engalanada con numerosos elementos recibidos en donaciones de muy diversas épocas. A los lados del templete de plata, se colocaron las imágenes de San Rodrigo y San Fernando.
Junto al altar se había instalado una tribuna para la Junta de Gobierno, en la que presidían el obispo de Córdoba, el alcalde de Cabra, el arcipreste y párroco, el presidente de la Agrupación de Cofradías, la junta de gobierno de la Real Archicofradía de la Patrona y otras autoridades.
En la zona de la muralla, más de quinientas sillas sin hueco alguno desde las siete de la tarde, hora indicada por la organización para ocuparlas. En la primera fila, autoridades provinciales y locales, junto a representaciones e invitados al acto. Un buen número de personas a pie, se concentraba tras las sillas llenando por completo la plaza de Rubén Darío.
La plaza Vieja, llena de público, iba recibiendo las distintas cofradías con su acompañamiento musical, subiendo los pasos la calle Mayor ya sin música. Un retraso importante se produjo en el desarrollo de este evento, al tener que acceder una ambulancia a la zona de la Villa. Dado que el único acceso es por la calle Mayor, esto provocó un parón importante que impidió el inicio del acto a su hora. Tras el incidente, que no revistió más importancia, el acto comenzó con retraso y se desarrolló como lo habían previsto los organizadores.
El acto religioso ofreció momentos muy emocionantes y únicos con los pasos de las cofradías participantes girados ante el altar de la Virgen de la Sierra. Imágenes para el recuerdo de una jornada única e histórica para las cofradías y para este año jubilar. Conforme iban terminando esta estación ante la Patrona, los distintos pasos se encaminaron de nuevo a la plaza Vieja, y luego por la avenida José Solís hasta Santa Rosalía, tramo considerado como recorrido oficial para esta Magna Jubilar. El acompañamiento de las distintas bandas y agrupaciones musicales, prestó brillantez musical a los cortejos de cada cofradía, que en sus recorridos vieron retrasado su desarrollo por el parón del acto religioso ante la Virgen. La nota dominante fue una buena organización y muestra del esfuerzo conjunto que se ha realizado, con la especial mención a las cofradías que pusieron sus pasos en la calles (la Columna, dos) y que demostraron estar a la altura de un acontecimiento como este. El numeroso público disfrutó con las procesiones de este día histórico en lo cofrade, que permitió ver el valioso patrimonio de nuestra Semana Santa, tanto en las cofradías que salieron a la calle, como en las que instalaron altares y organizaron visitas a sus imágenes titulares en los distintos templos durante toda la mañana y parte de la tarde.
Algunas calles se engalanaron especialmente. La Columna preparó una auténtica capilla en el local de la familia Tarifa que fue el lugar de salida de los dos pasos que puso en la calle esta señera cofradía del Jueves Santo. También pudo verse muy engalanada, la calle Bachiller León en la que la cofradía del Huerto instaló una alfombra con los motivos del Año Jubilar y de la bandera de la Virgen de la Sierra; los vecinos pusieron gallardetes y colgaduras en los balcones para el paso del Señor de la Oración en el Huerto, que resultó espléndido y popular en su recorrido.
Una jornada para el recuerdo, llena de singularidades y de momentos de gran emoción para los cofrades egabrenses y también para las muchas personas que pudieron disfrutar de nuestra ciudad y sus encantos, así como del patrimonio cofrade de Cabra y la esperada aportación musical de las agrupaciones participantes en este 19 de septiembre de 2015 en que tuvo lugar la Magna Jubilar Egabrense.
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