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Balidos nuestros de cada día
13.12.09 - Escrito por: Isidoro
Réplica al artículo de Carmen Calvo, publicado en EL PAÍS en fecha 25/11/2009, y de título ‘El Guantánamo nuestro de cada día’.
Nadie puede, en su sano juicio, dejar de condenar la violencia contra la mujer, la doméstica o por razón de sexo. Lamentablemente hoy día se hace necesaria esta aclaración primera, pues cualquier opinión que critique la forma en que el gobierno trata este asunto, suele ser objeto de la más tendenciosa acusación sobre el fondo de la cuestión.
En lugar de elevar, como hace el artículo de referencia, una proclama contra la prostitución, nos sería más útil realizar un ejercicio de análisis práctico.
Sobre el asunto de la prostitución en el extranjero y el llamado ‘turismo sexual’, hemos de decir que es, sin lugar a dudas, un tema muy serio; pero quizás escapa en mucho a nuestras posibilidades de darle solución.
No obstante, quizás se pueda encauzar a través de la Cooperación Internacional. Por ejemplo, yo propongo que desde la decisión política se trabaje para que nunca más se destinen 20 millones de euros para pintar un techo de una cámara de Ginebra –o de ninguna otra parte del mundo– donde tratar temas de Cooperación Internacional, y luego se endose obscenamente parte de esa cantidad a Ayuda Oficial al Desarrollo. Igualmente propongo que si hay que destinar 28.000 € en ayuda internacional, se haga a favor del tema que nos ocupa y no a subvencionar a asociaciones de gays y lesbianas de Zimbabwe 2. Todo es importante, claro, pero siempre y más en tiempos de escasez, hay que priorizar; y puesto que la autora afirma que la prostitución es ‘terrorismo’ y ‘esclavitud’, no hay comparación posible. Haciéndolo así, también nos ahorraremos el bochorno que supondrá el juicio que generaciones futuras hagan sobre del asunto del techo de Ginebra, por ejemplo; mientras miles de personas mueren de inanición al día.
También habría que abordar la prostitución en nuestro país. Sin dejar de lado la valoración de que se trata de un asunto espinoso y de compleja solución, propondría lo siguiente.
Podemos distinguir dos tipos de prostitución: la obligada por terceras personas y la que se ejerce de forma voluntaria. ‘Voluntaria’ es el término que se me ocurre menos inapropiado, y con ello me refiero a la opción elegida para hacer frente a la necesidad crematística.
Bien, propongo que el gobierno central luche denodadamente contra el primer caso pues está regulado en nuestro Código Penal, por un lado; y por otro que se incluya la formación sexual y afectiva en todos los niveles educativos de los centros escolares. Poco más podemos hacer, pero ¿por qué no se dedican más fondos a lo primero y se instaura lo segundo?
En cuanto al tipo ‘voluntario’ de la prostitución en nuestro país; puede resolverse dos cosas. En primer lugar crear puestos de trabajo dignos para todas; convengamos en que ésta es tarea del gobierno. En segundo lugar, y a quien desee ejercer dicho oficio libremente, ¿por qué prohibírselo? Sí, también son miembros del gobierno central los que públicamente se han expresado en el sentido de prohibir la prostitución en nuestro país.
Siendo esto así, ¿dónde queda la ‘libertad de acción en conciencia de cada uno’, que la autora aplica a otro asunto mayor como la interrupción voluntaria del embarazo? Se le podría preguntar: ¿Cuál es su verdad? ¿Dejar que los ciudadanos elijan en conciencia o que no lo hagan? ¿Por qué no se atreverá a determinar en qué casos sí y en qué otros no? Defínase, por favor; es necesario que tengamos políticos con las ideas claras.
Por otro lado: ¿Por qué se reduce el asunto de la prostitución al mundo de la mujer? ¿No es cierto que existen hombres que también se prostituyen? ¿Se creará para ellos otro término similar a ‘guantánamo’, o seguirán sin terminología oficial y sin ayuda estatal como lo están en la actualidad los hombres maltratados por sus parejas? ¿Es esto Igualdad, o se trata de un nuevo sexismo, llamémoslo: progresista?
Para ir finalizando, en el artículo se define a las mujeres que ejercen la prostitución como ‘esclavas, privadas de libertad ilegalmente, maltratadas, es decir, torturadas y obligadas a ejercer el susodicho oficio’. Y yo me pregunto: ¿Por qué el gobierno de PSOE, tan sensibilizado con este asunto en su vertiente femenina, rechazó el pasado septiembre regularizar la prostitución 3? ¿No se hubiera conseguido con ello dotar a esas mujeres (y hombres, no lo olvidemos) con más seguridad, libertad de acción, cobertura sanitaria, desempleo y otras garantías sociales? ¡Interesa el bienestar de estas mujeres pero no se les dota de él? Se me hace difícil entenderlo.
Y es que últimamente observo que nuestro mundo político gira al revés. Hemos de recordar cosas muy obvias, y es que somos los administrados los que tenemos derecho a quejarnos de como funciona la sociedad, mientras que quienes nos gobiernan debieran dedicarse a solucionar los problemas en la praxis; para ello gestionan todos los recursos comunes.
Distinguida señora y paisana, valore que quizá es mejor construir en silencio que suspirar en tribuna pública. Su opinión expresada es respetable, pero no deja de ser un ejercicio de autocomplacencia vacío de contenido y falto de serio y decidido compromiso en solventar el problema.
‘No se me rajen, no se me hipocriticen’; como diría el maestro ‘Cantinflas’.
Por tanto, desde Cabra, su pueblo y el mío, le expreso: ya estamos bastante cansados de los balidos nuestros de rebaño sordo de cada día.
Isidoro es ciudadano de Cabra y está debidamente identificado por La Opinión de Cabra
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