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Yo soy español español españoooollll!!!!
08.07.10 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
El cabezazo de Puyi. Un desmarque de Torres. La parada de Casillas. Un slalom de Iniesta. Un pensamiento de Xavi. Un gol de Villa. Los que hemos tenido la fortuna de coincidir con la mejor generación de futbolistas que ha dado nuestra historia tenemos mil motivos para enfundarnos la camiseta roja de la selección española y apasionarnos hasta el límite con las maravillas que este equipazo es capaz de generar en cada uno de los partidos en los que destroza al rival con las mejores de sus armas: calidad, toque, inteligencia, paciencia y sensatez. Una mezcla perfecta que, gracias a la extraordinaria batuta del ya mejor seleccionador español de todos los tiempos, don Vicente del Bosque, ha permitido, permite y permitirá que, amén de los argumentos futbolísticos, sean otros, los que circundan la periferia del deporte, los que justifican, sobradamente, el éxtasis futbolero que actualmente vive el país: el abrazo del amigo con el que has compartido ya varios Mundiales, la identificación de una generación, la mia, la misma que la de todos los futbolistas de este equipo, que demuestra una preparación sobradamente superios a la de sus antecesores, a pesar de que se nos haya castigado con el sanbenito de la desgana, la apatía, la despreocupación y la ineptitud académica, la sensación de unidad de un país por lo general reventado en veinte mil pedazos y la satisfacción sin igual de cantar, todos a una, el ya famoso “Yo soy español, español, español” desde Sevilla a Barcelona, de Cabra a Ermua.
Y es hora de saldar deuda con más de un bocazas. Concretamente, con los dirigentes de IU y ERC, casi ná, que no dudaron en practicar su particular oportunismo político cuando se anunció la prima que ganaría cada jugador por ganar el Mundial de Sudáfrica, pidiendo, además en aras de esa hiprogresía tan propia de nuestro país, que donaran el dinero a algún tipo de causa justificada. Pues bien señor Llamazares, señor Ridao, les contesto. Cuando dijeron que les parecía obsceno la cifra que bien pudieran cobrar los futbolistas en base a unos objetivos previamente fijados, en primer lugar, nadie les preguntó. Y lo que es más grave, y es que, en segundo lugar, dieron la opción a que a ustedes dos, y a sus formaciones, los dejaran en rídiculo. Porque, señores, ¿han visto ustedes la calles del país? Engalanadas todas con la enseña nacional. ¿Han visto la celebración de cada victoria? Todos unidos, del Madrid y Del Barça, del Sevilla y del Betis, del PSOE y del PP. Todos juntos, celebrando, al unísono, el orgullo de pertenecer a la máxima potencia futbolística del planeta Tierra. ¿Cuánto vale esa imagen? ¿Cuánto vale el sacar la bandera de tu país porque sí? ¿Cuánto vale emocionarse ante el orgullo del sentirse español? Porque, saben qué, todos esos sentimientos los deberia fomentar la casta política a las que ustedes mal pertenecen. Una casta política que ha tirado al vertedero el Estado de Bienestar que tanto costó construir. Una casta política que ahonda en el desencuentro autonómico de un país que se desangra ante el egoismo de unas Comunidades Autónomas que no entienden sino de más y más poder. Una casta política que ha permitido, po puro electoralismo, reabrir las heridas de la Guera Civil, que ya debieron ser sanadas en la Transición, aunque ahora vemos que no (qué envidia del pueblo alemán, del equipo alemán, donde ayer habia incluso emigrantes polacos y ghaneses). Una casta política que da un ejemplo infame cada vez que el Congreso de los Diputados es protagonista en cualquiera de nuestros Telediarios. Una casta política que ha arruinado, económica y moralmente, al país mediante asquerosos casos de corrupcción y escándalos judiciales. Una casta política que, además, está subvencionada por cada uno de los españoles y que, precisamente, no recibe el dinero en base a los éxitos obtenidos, como los jugadores de la Selección, sino porque sí. Porque así lo administra el Estado que vosotros administráis. Porque la Selección es capaz de darnos lo que vosotros diariamente nos quitáis, callaos de una puñetera vez, esconder por un tiempo la bandera de la incompetencia y coged de una vez por todas la bandera de un país, España, que celebra que el talento y la humildad son las bases para triunfar en la vida, hermosa lección que debería servir para estos dirigentes políticos.
Y es que lo decía Arrigo Sacchi, el fútbol es la cosa más imporante de las menos importantes. Permitidnos, por tanto, la pasión.
¡VIVA ESPAÑA!
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