|
Cabra, balcón poético de la rumorología
09.09.10 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
Gente de izquierdas y de derechas. Beatas y ateos. Catetos e intelectuales. Cofrades y comunistas. Cerdos de una estúpida piara al que guía la puerca palabra anónima de quien inventa aventuras ajenas sin caer en la desventura propia. Estúpida piara que se orienta ante el vaivén incesante de lo infundado, con la cruel esperanza de dar sentido a la sentencia por la cual se afirma que una mentira repetida mil veces termina convirtiéndose en verdad. Correveidiles de un pueblo que, lejos de manifestar entusiasmo y tesón ante los logros y recursos que nuestra tierra pone ante nuestros ojos, sólo son capaces de prestar oído y atención a lo que no les concierne, a lo que no les atañe. Y por eso nos morimos. Por eso nos desangramos. Porque nuestro pueblo camina, impenitentemente, al suicidio colectivo que supone el reojo, el regusto por la desgracia ajena y la costumbre por la sonrisa delantera y la puñalada trasera con la que decenas de hijos de puta se pasean por nuestras calles, dispuestos a alimentar la mentira, a ser protagonistas por una vez en su vida aunque sólo fuera por el dudoso honor de repartir primicias, convirtiendo Cabra en un gigantesco plató de Sálvame.
Vaya para ellos mi más asqueroso desprecio.
|
|
|
|
|
|