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EGABRENSES…
09.09.10 - Escrito por: Araceli Granados Sancho
Escribo el 8 de septiembre y todos los egabrenses sabemos que esta fecha señala la culminacion de nuestras fiestas. Como es habitual, Cabra estará bulliciosa y alegre, nerviosa por el ajetreo. Así es como la imagino yo, tan lejos de ella. Este año, como tantos ya, tampoco estoy ahí. Las ausencias han sido normalmente por mis estudios, y ahora ya lo son por motivos laborales. Hasta este momento nunca me había importado demasiado no estar presente en estas celebraciones, que tan especiales son para la mayoria de los egabrenses, pero, !ay! será que me estoy haciendo vieja: el paso de los años me trae con nostagia los recuerdos de épocas pasadas.
Ya antes de irme de Cabra –a finales de agosto– sentía yo ese “rinconcito” por no poder estar este año tampoco en las fiestas en honor a la Virgen. Para paliar mi decepción subí un día al santuario, y allí la ví, tan solemne como siempre, dispuesta para nosotros.
Estas tardes de sindrome posvacacional son para los egabrenses emigrantes también de sindrome “no estoy para la feria”. Para resolverlo llamamos a casa de los familiares y nos los encontramos con más prisas de lo habitual, despachándonos con un “ya hablamos mañana, que tengo que arreglarme para ver a la Virgen, ir a la feria…” u otra variantes. A lo que añaden: “¡la Virgen estaba de bonita anoche!” y “vimos a no sé quien y tal otro y nos dio recuerdos para ti”. En fin, que hoy escribo recordando y no puedo evitar mojar el papel.
Los que paseéis por Cabra estos días podéis tener un recuerdo especial para los que no estamos ahí, pero os tenemos presentes, porque ¡que será lo que tienen estas fiestas, para que vuelvan a ellas anualmente gentes de todos los rincones del país! . Cabra es ingrata con sus hijos porque no nos da el trabajo, pero sí el sentimiento de pertenencia –habrá que conformarse sólo con esto–, y pueden ustedes estar seguros de que este sentimiento no existe en todos los lugares.
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