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Los clásicos en Semana Santa
07.02.11 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
Este año hasta el Madrid-Barça se ha sacado papeleta de sitio en Semana Santa. Podíamos decir que incluso tienen en ristre un abono en la Carrera Oficial. Y es que el clásico lo veremos este año el fin de semana en el que las ciudades se abren como un templo para vivir a su barroca manera.
Queda saber si será el Sábado de Pasión o el Domingo de Ramos, pero dar, lo que se dice dar igual, nos trae al pairo a más de uno. Porque si fuera en sábado, muchos preferimos estar donde hay que estar, poniéndolo todo en nuestra hermandad consumiendo las últimas gotas de las vísperas o escuchando a la banda de música de Cabra en su homenaje musical a la Semana Santa. Y si fuera en Domingo de Ramos, igual es sentirse invadido por el aroma de la vida misma, que dejar marchitar tus horas en un sofá frente al televisor, sin ninguna brizna de incienso que respirar, sin ninguna música que escuchar, sin ningún paso que intuir y sentir. ¡Dónde va a parar!
Además, el Miércoles Santo se las verán también para disputarse la copa del Rey. Un meta-clásico, es decir, un clásico sobre un clásico. Pero para clásicos los nuestros, lo nuestro. Nosotros sí que viviremos clásicos en esos siete días y no los que forje un esférico en pies de Cristiano o Messi en el Bernabeu o en Mestalla.
En ningún día, y menos en el Miércoles Santo, nos ganará nadie a clásicos. Para clásica, la estampa del Nazareno de las Necesidades recortándose en Santo Domingo. Para clásico, el murmullo del pueblo que se arracima junto a las Escolapias para ver salir al Buen Fin, salvando la estrechez y después yéndose con “Sevilla cofradiera”. Para clásico, si me apuran, casi entrando el Jueves Santo, el verte sorprendido, al doblar una esquina, por un capuchón de la Expiración que camina a Termens.
Para clásico, como diría un cordobés, cuando el Nazareno del Calvario sale de Deanes y se entrega al abrazo de la Mezquita cuando suena “Silencio blanco”. Para clásico, como diría un sevillano, cuando el palio de la Virgen del Refugio triunfa en el barrio de San Bernardo. O como diría un malagueño, para clásico que Málaga vaya expirando en la madera de Benlliure, mientras que en Granada, el Cristo de los Gitanos se sube al Gólgota del Sacromonte.
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