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Medalla a la Semana Santa de Cabra
23.02.11 - Escrito por: José M. Jiménez Migueles
 El pasado domingo, muchos cofrades de esta ilustre ciudad de Cabra asistimos, mitad entusiasmados, mitad escépticos, a la entrega de la Medalla de Oro de la misma al conjunto de Hermandades y Cofradías que, con su trabajo desinteresado, entusiasta y vocacional consiguen, año tras año, crear la infraestructura necesaria para que nuestra Semana Santa siga alcanzando las cotas de dignidad de los últimos años a la par que le permita el desarrollo de la espectacular labor social, caritativa y humana que se realiza de manera constante, callada y eficaz. Bien, por lo tanto, el reconocimiento. Curioso, cuanto menos, que coincida con año electoral. Pero bien hecho está.
Como bien estuvo el acto en sí. Un protocolo serio, una organización cuidada y un perfecto discurso final por parte de nuestra Alcaldesa, que, durante su mandato, ya ha dejado ver, en más de una ocasión, su predilección por este colectivo, tan numeroso como peculiar. Sin embargo, la balada triste de trompeta fue interpretada por un vídeo que tenía muy poco de cinematográfico y de modernidad, donde sobraban referencias antiquísimas y faltaban, además de datos, personajes que, sobre todo en el ámbito de las artes, dan a nuestra Semana Santa un salto cualitativo con respecto a todas las demás. En fin. Nada nuevo bajo el sol. No sorprendió, sin embargo, la deserción masiva de dirigentes socialistas y comunistas al acto. Radicalmente impresentable: una propuesta del equipo de gobierno y resulta que la presencia de la oposición era prácticamente el doble. En fin.
Aún así, el motivo del presente artículo era comentar el realizado para tal ocasión por Octavio Salazar. Y es que, aunque haya pasado desapercibido no sólo para el sector cofradiero de nuestra localidad, sino más bien para el pueblo en general, no es justo que personas que, justificándose al principio como amantes del folclore y por extensión de nuestra celebración, después usen este pretexto para atizarnos con fuerza. Eso no está bien y se antoja necesaria una respuesta. Y se antoja necesaria una respuesta porque el señor Salazar generaliza y nos mete a todos los cofrades en un mismo saco, cuando, si supiera lo más mínimo de este colectivo sabría que, aunque nos unan intereses comunes, en realidad esto es un cajón de sastre donde cogemos todos. Sí, como la bandera de septiembre.
Defiende que no. Que un estado socialista no puede subvencionar, simpatizar ni reconocer a todos aquellos colectivos que, por pertenecer al ámbito religioso, están totalmente en contra de sus ideales programáticos como bien lo expresa en el párrafo donde dice: “De ahí que considere que no sé si más ética, pero si más estética, sería la posición de mantenerse en un justo segundo plano, sin necesidad de quemar iglesias ni de crearse falsos enemigos, pero sin dar excesivas muestras públicas de connivencia con entidades, grupos o colectivos que con tanta frecuencia se sitúan en un marco programático tan distante del que se defiende bajo las siglas de un partido”. De ahí, podemos deducir con facilidad que un partido político como el socialista no puede alinearse bajo colectivos religiosos pues chocan con sus principios. Así, además de que no considera necesario la quema de iglesias, cree estético alejarse de las mismas. Y tiene más razón que un santo, nunca mejor dicho. Salvo que omite que no es un partido político el que toma la decisión, sino un equipo de gobierno que representa a toda la ciudadanía, tengan esta la idea o creencia que la libertad de cultos permite.
Y no se pierdan el último párrafo: “Por ello, y tal vez peque de iluso, o seguramente desconozca los complejos equilibrios que un gobernante debe hacer cuando no quiere perder el sillón que ocupa, me habría gustado que el último acto de la legislatura de izquierdas en Cabra fuese el reconocimiento a un colectivo progresista, comprometido con la igualdad, radicalmente solidario y, en definitiva, más acorde con los principios que desde el socialismo merecen una medalla. Por ejemplo, alguna de esas asociaciones que en estos tiempos de penuria hacen lo imposible para dar de comer a muchas familias egabrenses. Espero que al menos la inversión en votos, tanto para el PSOE como para IU, haya merecido la pena. Aunque mucho me temo que el mundo cofrade esté mirando mayoritariamente en otra dirección.” Como pueden observar, no tiene desperdicio.
De aquí podemos sacar dos conclusiones, juzguen ustedes:
1. Octavio Salazar ha sido, para muchos, una voz muy autorizada del PSOE local. Conozco ideólogos locales que beben los vientos por sus artículos. Sé, de primera mano, que muchos dirigentes socialistas se han identificado al cien por cien con las teorías salazarianas. Pues bien, de este texto podemos concluir que es propio del progresista premiar al afín y alejarse de aquel que tiene idea contraria. Afortunadamente, Loli Villatoro en primera y única persona, y también Carmen Güeto, han demostrado que su compromiso con nuestro colectivo es sincero e integrador. Eso sí, del equipo de gobierno, pocos más.
2. Sugiere Octavio que estos actos sirven para la compra interesada de votos. Que la gestión de ciertos reconocimientos puede tener una recompensa en las urnas. Hay una prueba que lo desmiente: a él este Ayuntamiento le dio la posibilidad de ser pregonero de las Fiestas de Septiembre y lo colocaron de coordinador de las Jornadas de Historia y Política (todo ello merecido por su formidable currículum) en sustitución de Cuenca Toribio amén de alguna otra nominación que aunque no le corresponda seguramente agradeció y le enorgulleció. Pues a pesar de todo, parece que él nunca votaría a Loli como alcaldesa, sobre todo a tenor de sus últimos artículos. Y otra. Afirma que el pueblo cofrade no votara progresismo, sino que mirará hacia otro lado. Pues bien, aunque es más que probable que sea toda la nación la que mire hacia otro lado en las urnas, hay otra prueba que lo desmiente por completo: la elección como número tres de la lista del PSOE por el Ayuntamiento de Córdoba de Francisco Alcalde, anterior Presidente de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de la Semana Santa de Córdoba. Ahí es nada.
Por lo tanto, creo que Octavio se equivoca y mucho con su artículo. Como creo que se equivocó con el tema de la Alcaldía Perpetua. Y conste que este redactor nada tiene en su contra, es más, lo admiro por todo lo conseguido a tan temprana edad. Pero me molesta sobremanera que recurra al manido tema de las cofradías de Cabra para ponerle los puntos sobre las íes al PSOE.
Hágame caso: coja un día la rosa del partido y póngala en un paso de palio. Verá como se puede ser socialista y cofrade.
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