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De Conciencias, Redes Sociales y Cine
27.02.11 - Escrito por: Jesús Gómez Medina
A veces es conveniente levantar la mirada y salir de la realidad en la que el día a día nos sumerge. Cierto es que el telediario ya se encarga de hacernos observar una realidad más que palpable, pero la sucesión de noticias mostradas en el escaparate de los reportajes de manera continuada y casi cotidiana nos hace distanciarnos por entenderla casi como natural en el orden de las cosas. Nos hace contemplar el mundo como tras un cristal donde todo nos es ajeno por más crudo y real que se nos plantee.
Dudo mucho que la nueva tecnología en tres dimensiones nos haga ser más empáticos o sumergirnos más en la realidad, pues cuando estamos más que narcotizados e insensibilizados desde nuestra poltrona acomodada ante el sufrimiento de otros pueblos.
Quizá sea que el bienestar nos posiciona en una anhedonia que nos despersonaliza.
De igual manera que en cualquier esquina de cualquier ciudad nadie se para ante la desgracia ajena- o muchas personas pasan de largo ante tal o cual mendigo apostado en la esquina evitando acercarse para que el radio de acción de la conmiseración afecte a su conciencia- nos sucede con las desgracias del mundo que aparecen en las imágenes.
Se suele hablar en psicología social de la famosa “ dispersión de la responsabilidad” cuando hay muchas personas observando un evento y nadie se siente comprometido en hacer algo. Cosa que no sucede tanto en los pueblos de pocos habitantes, donde las personas se atienden más ,por aquello de estar más cercanos y por tanto más involucrados los unos con los otros. Esta sociedad individualista tiende cada vez más a alejarnos de ese modo de vida.
Solamente en ese contexto de ausencia de corresponsabilidad se puede entender la tardanza interesada de las potencias mundiales , de esa lentitud de reflejos en responder a los gritos de ayuda del mundo del Magreb sojuzgados durante décadas por tiranuelos de cuarta fila y chilabas de ribete dorado costeadas por los petrodólares. Muchos intereses andan en juego: desde los sempiternos lobbys hebreos preocupados por una desestabilización de sus apoyos egipcios o la infiltración en el poder de los Hermanos del Islam y sus similares. Mientras tanto la sangre corre en regueros por las calles de plazas importantes de Libia. La historia hablará sobre las responsabilidades de Europa y América. No sé por qué me viene a la cabeza que es una cuestión repetida en el devenir de la Historia( similar a la que sucediera en España en el treinta y pico del siglo pasado).
Ahora Internet se muestra como un nuevo escaparate donde las realidades asaltan a las intimidades de muchas personas a través de sus pantallas. Llega a esos ciudadanos del primer mundo en tiempo real y con crudeza no disimulada. Estamos en una nueva era donde los dictadores ven saltar las barreras que imponen para enmudecer y aislar a sus pueblos. Se ven víctimas del progreso tecnológico que ,a regañadientes –seguro-, dejaron entrever a su ciudadanía.
No obstante quedan muchos países en el limbo tecnológico o con la bandera del silencio de las ondas evitando que se filtre todo exceso contra los derechos de sus ciudadanos por el mero hecho de ser personas. No nos engañemos: esto es sólo una alucinación temporal quién sabe si movida por intereses marcados. En los países donde no interesa que nada se mueva bajo el sol aún se mantiene la niebla de la inopia y la desinformación. Por ello el fenómeno de las redes sociales o de Wikileaks se concibe como terrorismo de estado.
Quizá a causa de todo ello veamos algunos con esperanza ese futuro en que las redes sociales cambien de veras la información del mundo y se conviertan en una manera de otorgar cierto poder al pueblo. Utopías así siempre han existido.
Hoy día asistimos al espectáculo de las agitaciones en el Norte de África mientras desayunamos plácidamente en casa. Vemos tambalearse el minarete de dictadorzuelos que han sido acogidos hasta antes de ayer por pueblos democráticos que – con el filtro de las gafas costeadas por el oro negro- visualizaban solamente los proyectos megalomaníacos a acometerse en los citados países por empresas constructoras o energéticas con pingües beneficios para sus consejos – sin contar tampoco las ventas de armas a los citados regímenes, eso sí: bajo cuerda.
No es de extrañar que aparezca el inventor de la red social más potente en primera página de la revista “ Time” o que una de las películas más nominadas en la noche de los oscars verse sobre su vida. Es todo un fenómeno de cuya dimensión aún no hemos reflexionado lo suficiente en cuanto a la repercusión en nuestras vidas y de las vidas de muchos musulmanes hoy día. Aquí la realidad va por delante de la ficción y de los expertos comunicólogos.
Por otra parte otro medio de toda la vida también sigue reivindicándose como dedo que se introduce en la llaga de la realidad: el cine.
Curiosamente vemos cierta distancia entre el público y las películas que suelen ser premiadas en festivales prestigiosos como Cannes, San Sebastián, Berlín, Sundance o Venecia. Como si las multitudes no desearan visualizar las realidades palpables que en las cintas ganadoras se exhiben muchas veces a modo de denuncia. Hoy día se estrena en nuestros cines una película premiada en dos mil nueve en Venecia con el León de Plata:“ Women Without Men”( Mujeres Sin Hombres) del reciente ganador de Berlin, Shirin Neshat. Hace tiempo que el séptimo arte viene reivindicando la mejora de las libertades en ciertos países y no exclusivamente mediante el género documental, sino también a través de películas cuyos personajes son personas corrientes. Quizá ello sea lo que no podamos soportar ver los comunes de los mortales que vivimos en esta parte del mundo. Hace años se viene reivindicando esa realidad : desde la China ( del silenciado Nobel de la Paz) a través del medio proscrito Zhang Yimou; del ortodoxo Irán mediante filmes deliciosos como “ Offside” , “ Nadie Sabe Nada de Gatos Persas “ o “ Nader and Simin”, recientemente premiada en la Berlinale o muchas otras más.
Incluso el todopoderoso Hollywood lo intentara premiando a “ Slumdog Millionaire” o “ En Tierra Hostil”, frente a la mediática “ Avatar”- toda una sorpresa, por cierto.
De vez en cuando la Academia de Cine por excelencia tiene su aquel y deja que entre las nominadas a oscar figure una película atípica – alternativa que se dice- y que por ello tiene muchas papeletas de no ser premiada: “ Winter´s Bones”, pero no por ello menos recomendable. Y es que se agradece que una sociedad haga ejercicio de autocrítica reflexiva, muestra evidente de cultura democrática. Dejando visionarse ese retrato crudo de la América profunda, tradicionalista y profundamente aferrada a la familia , al rifle y a un modo de vida donde las personas desafortunadas no tienen la red de salvación del Estado. Donde el coraje de una muchacha le hace superar las injusticias de un sistema capitalista profundamente herido en su raíz y podrido por sus propios excesos. Todo un detalle de cómo en el – hasta hoy- país más poderoso también se dan las mayores miserias humanas.
Precisamente por ello en estos días de revueltas y oscars , cine y redes sociales se dan la mano en el hecho de poner en evidencia los excesos y las carencias de nuestra civilización. Con sus relatos y sus imágenes nos hacen helar la conciencia hasta el tuétano intentando sacudirnos de una realidad acomodaticia.
Malos tiempos los que vivimos en que los líderes apenas saben responder a las exigencias del mundo y solamente salen a la palestra cuando ya el toro está medio pasado. Curiosos tiempos en que los regímenes no democráticos caen por las revueltas populares y los gobiernos democráticos son apeados – como en Irlanda- por la decisión de las urnas. Aviso a navegantes, que se diría.
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