|
La flaqueza del bolchevique
05.03.11 - Escrito por: Araceli Granados Sancho
Me alegra mucho, querido lector, oír a nuestro presidente decir por enésima vez que nuestra economía se va a relanzar, por suerte para todos. Usted, malintencionado, piensa que este hombre nos toma por tontos, pero quizá esto pueda convertirse en el cuento de Pedro y el lobo. A lo mejor esta vez no es mentira. ¡Ah!, dirá usted, es que ya nos ha mentido en el pasado. Yo no lo diría así de crudo, pongamos que se equivocó, que previó mal…
Ahora a lo mejor es la buena; y si no lo es, qué me dice usted del pequeño respiro que nos ha dado. Ya, ya, que usted no se lo ha creído. A lo mejor usted, más avispado que yo, no lo tomó en consideración ni un segundo; yo sin embargo cada vez más deprimida con la situación económica, confieso que solo pensé: ¡y si es verdad!
En estos días en que uno piensa que ya nada puede ir a peor, sorprendiéndose a los pocos minutos con que otro elemento que necesitas para comer, para calentarte, para vestirte etc., se ha encarecido, yo, aconsejada por mis allegados, había dejado de oír los noticiarios; me había pasado a Cadena Dial o Radio 3 y el resto del tiempo que no trabajo intento ver todo lo que el cine ha producido desde el pasado siglo. Esto me tenía entretenida, pero siempre te pica la curiosidad, así que, un poco con temor de que se haya producido la siguiente revuelta árabe que, según tenemos que creer, es responsable del encarecimiento del petróleo, puse el receptor y me encontré con la alegre noticia.
¡Vaya! pensé, al menos alguien piensa en mí; quizá no pueda hacer gran cosa, pero intenta animarnos, eso siempre es de agradecer. Imaginemos que estamos metidos en un ascensor y que no podemos salir hasta mañana, y que se nos acabará el aire, de nada sirve atormentarse.
Sí, sí; yo también pienso que se podría entretener en hacer cosas más eficientes, en lugar de animarnos. De hecho ya lo hace, ¿Qué me dice de lo de la velocidad en las carreteras y lo de las bombillas, y los de los recortes de sueldos? Sin duda lo está intentando, pero hasta que le funcione algo, y con la poca ayuda de la oposición –que posee recetas pero las guarda con sumo sigilo–, reconozcamos que no es fácil.
Así, que a mi me ha gustado. Apuesto a que no es la última vez que lo dice. Quizá le pase como a mí, que ve las cosas según los días. Un día pienso que aprobaré la oposición pronto, otro que tardaré diez años. Si yo pienso esto con una simple oposición, qué desequilibrios tendría si gobernara el Estado. No en vano todos somos personas y tenemos nuestras flaquezas.
|
|
|
|
|
|