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Ceniza de Miércoles
09.03.11 - Escrito por: Mateo Olaya Marín
Siempre el tiempo. Lo que son las cosas. Quien manda es él. Cuando pasa, modela maderas, pule policromías, desgasta bordados. Tiñe de solera a las cofradías. Usa los siglos para que nos sorprendamos en la constancia de una ciudad que siempre espera su Semana Santa.
Este año han tardado los cuarenta días de esperas, pero ya es ceniza de Miércoles. Un marzo temprano en Santo Domingo pudo pregonar, como no lo hacía desde hace tiempo –siempre el tiempo- que la Cuaresma estaba a la vuelta de la esquina, para asestarnos otra vez su puñalada de verdad: donde haya emociones a flor de piel, que haya también reflexiones que se interioricen; donde haya músicas, plata y boato, que haya también oraciones ante lo que de verdad importa.
Se pusieron, al fin, besos sobre el pie del Señor, que salió por la feligresía como testigo privilegiado de que en Santa Lucía hay indicios de que se está haciendo la primavera en los naranjos. No hay rebullir de capirotes todavía, aunque ya se intuye algún anuncio precoz.
Hoy será la ceniza en la frente. Y mañana, dentro de cuarenta días y cuarenta noches, podremos decir: de aquellos polvos, estos gozos. Los gozos de la Semana Santa de Cabra.
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