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¿ALGUIEN LO DUDABA?
11.04.11 DESDE LOS MIRADORES: ESPECIAL PREGÓN - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
 Aunque parezca increíble, algunas personas con las que intercambié las primeras impresiones de urgencia recién terminado el pregón se mostraban sorprendidas del mismo. Por mi parte tal sorpresa no cabía, estaba convencido de que Mateo Olaya lo bordaría. Si había alguien que pudiera dudarlo, evidentemente no era yo.
Como no faltarán plumas más eruditas que la mía para glosar su magnífica pieza literaria, me limitaré a sobrevolar con la mirada y “desde los miradores”, algunas de las cosas accesorias o imprescindibles ocurridas en el acto. Como Unamuno nos dice en sus “Apuntes para un tratado de cocotología”, y en el apartado de la razón del método, primero hablaremos de lo primero y después de lo segundo, tercero, etc.
Cronológicamente lo primero fue la intervención de la AIM, con decir que estuvo en su línea habitual, queda elogiada, ya que lo habitual es una actuación sobresaliente, sobre en actos de tanto sabor egabrense como lo es el pregón.
Paso al presentador del pregonero. Aquí hago un inciso para elogiar que la organización prescindiera de la figura del presentador del acto, que cuando la hay, prolonga el mismo innecesariamente, y a su vez hace de presentador del presentador. El presentador estuvo justo, medido y casi subliminalmente hasta propio, ¡hizo bien!, cada uno tiene su estilo y debe ser fiel al mismo, y al que le pique que se rasque.
Ni el presentador, ni el pregonero tuvieron ocasión de dirigirse en sus saludos protocolarios a los representantes religiosos, ya que no los había. Miento, comenzado el acto al menos uno, si que estaba. Seguro que llegó tarde porque las obligaciones propias de su Ministerio no le permitieron hacerlo puntualmente. Los demás estarían todos tan ocupados en las mismas que ni tarde pudieron asistir.
Ahora le toca el repaso al pregonero ¡que se prepare!, mi gran y principal reproche: el pregón tuvo menos acompañamiento musical del que a mí, -como a él-, nos hubieran gustado. Como se positivamente que a él le dolió al menos tanto como a mí, por mi parte queda perdonado. Después de este cariñoso reproche, le digo, (ya con total seriedad), que su pieza fue aparte de magnífica, sobre todo sincera. De un profundo sentimiento cristiano, que se resume en una de las frases finales: “Hágase tu voluntad, y no la mía”, esta aceptación es una auténtica protestación de fe. Cualquier cristiano digno de tal nombre debe proclamarla, y de manera especial los cofrades del Huerto.
Seguimos con los asistentes: Todo muy bien y muy protocolario. La autoridad en su sitio, las cofradías en el suyo, los músicos bien situados y los demás, o sea el pueblo en masa, en esos simbólicos Arcos de la calle Baena, que representa el “Jardinito”, para la Semana Santa.
Sigamos con el público, no faltaron como es natural y dadas las fechas los candidatos a la Alcaldía, no digo ni sugiero que estuvieran allí haciendo campaña. Es seguro que si no fuera año electoral también habrían estado.
A los candidatos a la Alcaldía yo desde aquí me atrevo a pedirles un pacto “antiterrorista”, consistente en que en la presente campaña electoral consensúen una promesa común, que sea quien sea el futuro Alcalde o Alcaldesa de Cabra, se comprometa a eliminar el “cubata borroka” y el “tubo borroka” de las calles de Cabra, o al menos del itinerario del desfile del Viernes Santo. Si estos terroristas de “baja intensidad”, saben que mande quien mande, no le va a permitir sus excesos, estamos en el camino de que no se produzcan. Y los partidos no tienen que preocuparse de perder esos votos.
Alguien quizá se escandalice del calificativo de “terrorismo de baja intensidad”a los lamentables sucesos de pasados Viernes Santos, en los que “la sinrazón, acabó con la tradición”. Es terrorismo que los capuchones no se atrevan a desfilar por miedo, es terrorismo que los romanos no se atrevan a desfilar por miedo, es terrorismo que los músicos no se atrevan a desfilar por miedo. Y ese miedo tiene un firme motivo ¡el temor a la muerte!, porque un botellazo lanzado desde el anonimato cobarde de la multitud puede matar a una persona, o en el asalto multitudinario a un cortejo pacífico, puede aparecer una navaja asesina. Desgraciadamente ejemplos no faltan.
Hace tiempo desde esta altura me ocupé de este tema, y hoy estoy con el pregonero y con todos los asistentes al pregón que con ovaciones apoyamos su reivindicación, así que desde esos aplausos demando de los candidatos ese consenso y mucha altura de miras.
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