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LLORA MURCIA
12.05.11 - Escrito por: María Araceli Granados Sancho
Todos los murcianos hemos tenido ganas hoy por la mañana, al despertarnos de esta noche larga, de correr hacia Lorca para ayudar a nuestros vecinos lorquinos, quienes nunca pudieron imaginar lo que se les avecinaba ayer por la tarde. La comprensión que nos embarga es aún mayor, porque en casi toda la región notamos este latigazo de la tierra, para el que nadie estaba preparado. Tal miedo seguimos teniendo en el cuerpo, aún donde no ha ocurrido nada, que yo he tenido mis dudas esta mañana sobre si ir a estudiar al viejo edificio de la biblioteca de Caravaca.
Es desalentador pensar en las familias de los muertos, ver las imágenes en la televisión de calles por las que anduvimos hace apenas unos días, e imaginar que ha podido ocurrir con uno de los cascos históricos más bellos de la región. Yo me enamoré de su colegiata cuando la vi por primera vez, y no me canso de volver a verla, a pesar de su deterioro ya antes del terremoto.
El terremoto original no lo percibimos aquí en Caravaca de la Cruz –a 50 kilómetros de Lorca– y fueron nuestros familiares de Cabra quienes llamaron para ver si estábamos bien. Pensamos que había sido un episodio sin importancia; y en esas estábamos, cuando ocurrió la famosa replica, que ahora si se notó en muchos lugares. Fue una sacudida con mayor intensidad al principio y al final; en mi casa no se cayó nada de ningún lado, pero el movimiento del edificio es el mayor que yo he experimentado en mi vida. Sufrí otro en Granada, no recuerdo en qué año, pero fue menor.
Los vecinos con los que he hablado esta mañana, que tienen familiares en Lorca, hablan de que estos han pasado la noche en casa de sus familias en otras poblaciones de la zona, porque sus casas están destrozadas. Algunos a quienes les pilló en Lorca de compras o de médicos, etc., tuvieron dificultades para salir de allí. Yo misma he ido más de una vez por estos mismos motivos. Recordemos, que Lorca es la tercera población en número de habitantes en la región de Murcia y su demarcación territorial es inmensa quedando algunos lorquinos –de pedanías– ya muy alejados del casco urbano. Así, sus 90.000 habitantes están muy dispersos, habiendo mucha población rural. Si su canon de asentamiento fuera más compacto, creo que la tragedia podía haber sido peor.
Lo que todos esperamos ahora es que trascurran los treinta días en los cuales hay más peligro de réplicas sin que ocurra nada, ya que la tragedia se agrandaría si los edificios ya deteriorados sufrieran otra sacudida. Y sobre todo que mejoren todos los afectados, algunos de ellos recordemos, en situación muy grave.
Por último, deberíamos aprender de estas situaciones para construir de forma más segura; sorprende oír a los que han visto los destrozos contar que hay edificios relativamente nuevos que tienen daños importantes. Supongo que pedir a la administración y a los constructores, que tengan en cuenta que construyen en el suroeste de España es mucho pedir, cuando en el edificio en el que yo vivo ni siquiera les ha llegado el dinero de la inmensa hipoteca que paga mi “casera” para separar el lavadero de la cocina.
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