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¡Música, Maestro!
05.07.11 DESDE LOS MIRADORES - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
Hoy reconozco que mi escasa fe en la Justicia ha aumentado, la detención ordenada por un juez, de la cúpula de la SGAES, y que de momento han imputado con cargos a la mayoría de los “presuntos”, me ha hecho recurrir al conocido Cancionero de Upsala. Ese que tantas corales utilizan para evitar tener que pagar derechos de autor por ofrecer conciertos navideños, casi todos sin taquilla, y que cuando se paga, la entrada va para algún fin benéfico.
Aclaro para quien no me conozca, que no tengo ninguna actividad comercial en la que haya tenido que privar a mis clientes de oir la radio, como es el caso de las peluquerías y los bares. Tampoco tengo ninguna empresa de autocares en la que haya privado a mis viajeros de aliviar el tedio de paso de los kilómetros con alguna película en el vídeo. Mis descargas de internet son mínimas, y hasta donde se, legales. Así que no tengo particulares motivos para no apreciar a la citada SGAES, que tiene hasta el acrónimo feo.
Como la cúpula de esta Sociedad está hoy donde debe estar, y a pesar de todo lo dicho en el párrafo anterior, y usando el Cancionero de Upsala le pediría a mis posibles lectores ¡Dadme albricias!, como se titula uno de los más cantados villancicos del tan citado cancionero. También hay otro que eufónicamente se puede utilizar: Riu, riu…, que podríamos cambiar por río, río del verbo reír. Se que no debe nunca reír de la desgracia ajena. Pero en este caso la desgracia ha sido autoprovocada por un comportamiento inadecuado y presuntamente lesivo para los intereses de sus administrados, y además por el convencimiento moral que tenemos la mayoría de los ciudadanos de que la SGAES se ha reído de nosotros.
Entiendo perfectamente, y comparto, que la propiedad intelectual sea defendida y que el derecho de autor es legítimo y retribuíble, pero de ahí a los extremos a que hemos llegado hay un abismo. Las emisoras de radio que emiten las canciones, conciertos y demás etc., se supone que pagan a la célebre SGAES por hacerlo, ¿porqué tienen que pagar los usuarios de la radio, aunque sean establecimiento público?, esta doble imposición haría feliz a cualquier ministro de Hacienda. Esperemos que Teddy Bautista jamás llegue a ese cargo por lo menos en España.
En fin no nos alarmermos. El señor Bautista, hoy por hoy, tiene muchas más posibilidades de ser inquilino del Estado por algunos años, que de ser ministro de Hacienda. Esperemos que su posible sucesor tenga la altura de miras necesaria para reconciliarse con la sociedad, eliminando las exigencias más absurdas e impopulares que el equipo alguacilado ha implantado, y que mire por sus administrados de una forma más eficaz, o sea, haciéndo que la integridad de sus recaudaciones, después de impuestos, llegen a su bolsillos. A sus bolsillos, sólo y exclusivamente.
Señor Bautista, como decían los romanos “sit tibis terra levis”, y hasta luego.
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