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No puedo hacer la Ola
03.08.11 - DESDE LOS MIRADORES - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
Puede que esto que escribo sólo me interese a mí. Pero por si alguien más se siente interesado lo repito: no puedo hacer la ola.
A través de internet he participado en varias polémicas, acerca de la incipiente gestión del actual equipo de gobierno. Y he mostrado mis reservas acerca de determinados entusiasmos despertados en algunos de sus seguidores, que poco menos que han “hecho la ola”, por cuatro medidas y media adoptadas por el equipo municipecantano. Estas medidas efectistas eran absolutamente previsibles y como tales no me han sorprendido. Quiero con esto decir que hayan sido malas o desacertadas, en absoluto. Sólo quiero decir que yo las esperaba.
Ahora bien, ¿son de tal impacto que conciten el entusiasmo popular?, si empleamos este adjetivo en su pura esencia gramatical, no. Diferente efecto puede causar en personas muy afines, pero que muy afines, a la ideología así adjetivada, o en comandita con la misma. Por puro egabrensismo supongo, espero y deseo, que el equipo de gobierno tenga bastante más repertorio y “de calidad” en la mochila de las ideas.
Hablando de repertorio, según varios comunicantes, tuve la fortuna de librarme del Teatro por Barrios o similar, cuando nos tocó en la Plaza de España. A veces estar de viaje tiene ventajas insospechadas. No me atrevería a ponerle un calificativo sin haberlo visto, pero creo lo que me han contado. Comprendo que si no hay un duro no puede traerse una compañía digna. Así que lo mejor en estos casos es estarse quietos.
Siguiendo de repertorios: la mayor pesadilla de algunos, o sea Lucena, trae en plena crisis a Julio Iglesias. No digo nada de nuestro Auditorio porque las comparaciones son odiosas. Puede que encima los lucentinos hagan un gran negocio, del que algo chorreará para Cabra, podría apostar sobre seguro que la noche del concierto no quedará una sola plaza de hotel en Cabra. Claro que si se trae a Julio Iglesias, no se puede estar todo el santo día llorando y diciendo que no hay un duro. Como muchos empezamos a temernos esa va a ser la canción del verano, ¿lo será también del otoño…, del invierno…, de la primavera…, del verano que viene…? Cuando uno se presenta a un cargo público, se supone que está bien informado de cómo están las cosas, y por pura prudencia las debe suponer aún peor. Así que ¿a qué viene tanta monserga con la situación heredada?. A ver si hay entre los 21, algún concejal o concejala que pueda mostrar una carta con mi firma pidiéndole que se presente a las elecciones. Un poquito de seriedad al hacer promesas.
El Pleno de Julio ha sido un tanto esclarecedor. El señor Alcalde en uso de sus atribuciones responde sobre el bando con el informe de Tesorería,. Todos sabemos que las cuentas están sobre menos 5 millones. Luego en el Pleno la oposición nos dice que no se reflejan los aproximadamente 10 millones de euros que el Ayuntamiento tiene por ingresar, el Alcalde insiste en lo de la Tesorería, y dice que algo se perderá de los 10 millones… hombre por mucho que mermen malo será que no lleguen a quedarse al menos en la mitad. Me parece como mínimo que algo que es contablemente cierto, …moralmente, y más cuando se saben los datos es bastante reprobable.
Luego para arreglar las cosas don Adolfo Molina, nos hace una demostración de Linux creativo. Según sus cuentas hay un ahorro de más de 30.000 euros en el capítulo de retribuciones de la corporación. Pero para que este ahorro sea una realidad es preciso descontar el sueldo que no percibe como funcionario municipal el señor Alguacil –que supongo en excedencia–. El argumento viene como un poco retorcido. El señor Alguacil, se puede y debe haber molestado por esto, yo en su pellejo me habría cabreado y mucho. ¿Qué quiere don Adolfo decirnos? ¿Acaso que el señor Alguacil era prescindible en su trabajo?, no lo creo. Pienso que si el señor Alguacil no hace su trabajo por estar en excedencia, a alguien se habrá contratado, o se contratará para hacerlo, y a ese alguien habrá que pagarle, digo yo. Si se lo reparten entre otros funcionarios algunas horas extra, tendrán que dar y cobrar por ello, vuelvo a decir yo. No creo que el Ayuntamiento funcione igual con un funcionario menos, si así fuera sería momento de pensar en una valoración del rendimiento funcionarial y una reducción de funcionarios. Yo no creo que la cosa vaya, ni deba ir por ese lado, esto ha sido lisa y llanamente una metedura de pata del señor Molina.
Hay que ser más cuidadosos y respetuosos con lo que atañe al trabajo de los demás, y más, aunque sea por puro corporativismo, cuando se trata de un compañero de corporación Las últimas cuentas creativas que han pasado a la Historia las firmó don Gonzalo Fernández de Córdoba. Y aunque fueron muy aplaudidas, ya ha llovido desde entonces. Quiero pensar que estos gajes son fruto de la inexperiencia, y de la propaganda a ultranza. Señores, la campaña electoral terminó. Denle tres años de vacaciones al responsable o responsables de Prensa y Propaganda, así trabajaran más tranquilos y serán más creíbles. Y aquí viene bien el antiguo refrán que dice que con las cosas de comer no se juega.
Siguiendo con el tema del Pleno, la oposición pregunta, si el hecho de que barran más veces mi calle, no estará perjudicando el barrido de otras menos céntricas. Juanra responde que eso no es así, y para mi asombro informa que ni la misma empresa de limpieza tiene una planificación clara de donde se barre, cuando se barre y con que criterios. Lo creo a pie juntillas. Como se tome en serio averiguar los misterios de la contrata del servicio de limpieza y basura, estoy seguro de que en la próxima Semana Santa veremos más procesiones, aunque alguna se moje. No le va a quedar tiempo para nada. Claro que puede preguntarle a los “compañeros” que componían su grupo municipal cuando se cerró este contrato. Con la información que le den “aviaó va”, como decimos en Cabra. Este es de los secretos mejor guardados de Cabra, de España y de la Humanidad. A modo de anécdota contaré que cuando aún no habían aparecido los primeros contenedores soterrados, por puro capricho y comodidad de la empresa se ponía en peligro la integridad física de muchos ciudadanos, principalmente los de mayor edad de las calles más transitadas. Los contenedores se situaban de forma que se abrían desde la calzada, en vez de hacerlo desde la acera, así que en tanto en calles bien iluminadas, como en avenidas de escasa iluminación había que bajar a la calzada para depositar la bolsa con el riesgo consiguiente. Puesto al habla con el señor Carnerero, me explicó amablemente que colocando los contenedores de esta forma era más fácil su manejo para los operarios. Mi contestación fue que si de camino algún conductor se llevaba alguna persona mayor por delante, ahorro para el fondo de pensiones.
Otro misterio igualmente planteado fue el porqué la dichosa maquinista que excede todos los límites tolerables de ruido, primero limpiaba Barahona de Soto, Plaza de España, sobre las cinco de la mañana, y cuando numerosos egabrenses salíamos camino de nuestro trabajo sobre las seis menos cuarto, estaba limpiando el tramo más estrecho de José Solís, o sea por “en’ca el Tobalo”, y a contramano. Un número elevado de los que salíamos tenían la costumbre de mejorar algo la economía local tomando el cafelito mañanero en ese establecimiento y comprando el bollo del desayuno en la panadería de enfrente. Estos establecimientos abrían temprano por dichos motivos, y al pequeño caos de tráfico que se formaba con aparcamientos de fortuna en lo alto de las aceras y otras infracciones leves y de escasa duración que no molestaban a nadie, aunque sea por el “hoy por mí, mañana por ti”, pero a este caos admitido, siempre se sumaba la dichosa maquinita, y siempre barriendo de la plaza Vieja para arriba, o sea a contramano. El operario con la conciencia de estar realizando un trabajo, pasaba de todo incluyendo lo que el código denomina como “el sentido de la circulación”, que yo sepa las barredoras son vehículos, y como tales sometidas a los preceptos generales. Hubiera sido una buena solución barrer primero el “peazo” del Tobalo y después la Plaza de España, pero no se hizo. Juanra me permito recordarte que si el Ayuntamiento, del que ahora formas parte, no ha cambiado la calificación de la calle Barahona de Soto, la misma es “residencial y de hospital”, simplemente con que hubiera estado calificada como “comercial”, mi empresa, tras la insonorización, hubiera pasado con cierta holgura los límites admitidos de ruido, y hoy seguiríamos en Cabra, y yo no me habría enterado de lo que la barredora liaba ¿o lía aún?, en la puerta del Tobalo. Por cierto que la máquina cada vez debe estar más desajustada, y cada día hace más ruido.
Este párrafo lo personifico en el presidente de la Corporación, o sea, en el señor Alcalde. No crea usted que son mejores vecinos aquellos que se pueden deshacer en alabanzas hacia su persona y hacia su equipo, ni los que le regalan el oído. Sinceramente creo que somos mejores vecinos quienes le exigimos que cumpla con lo haya prometido. Quienes estamos pendientes de la dignidad de su cargo. Quienes le pedimos un ejercicio de su cargo serio, conciso y lejos de la demagogia. Comprendo que puede halagarle tener sus “fans”, sus “hooligan” etc., pero recuerde los malos ratos que los “ultrasur” de todos los colores les han dado a sus equipos, ¡y como los presidentes más incompetentes de esos club fueron quienes los alentaron!. Los buenos presidentes son unos caballeros que ganan los títulos con nobleza y buen estilo. Fíjese usted en ellos, el partido no ha hecho más que empezar. No permita que nadie le desvíe de ser el Alcalde ponderado, que ha merecido a los ojos del pueblo muchos más votos que ninguno de los otros de los candidatos presentados. Ahí tiene un capital propio que debe cuidar, y por favor recuerde que muchos de esos votos los ha recibido de ciudadanos que estaban hasta las trancas de broncas y mal estilo. En los Plenos y fuera de ellos.
Por todo lo expuesto espero que comprenda sobradamente que por momento no pueda hacer la ola. Ya me gustaría, sería señal de que todo marcha razonablemente bien. Mientras criticaré todo cuanto me parezca oportunista y de eco desproporcionado, y aunque pueda no creerme, lo haré desde la mayor lealtad, hacia usted y hacia el cargo que ostenta.
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