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Permíteme, Paco, que hable de ti.
03.08.11 - Escrito por: Lourdes Pérez Moral
Permíteme, Paco, que hable de ti.
De facultad porque no basta con tenerla sino que hay que saber emplearla.
De recuerdo como memoria siempre viva.
De amor como el pregón.
De nación, o debería decir patria, aunque haga honor al evangelista.
De conocimiento para después contarlo.
De ingratitud, también.
De sentimiento porque, al fin y al cabo, es quién decide.
De conversación alimentada en la confianza.
De oratoria porque, como el flamenco, también tiene sus palos.
De casa porque, como la letra del fandango, debe tener mucha alegría y cuatro fachadas al mediodía.
De agradecimiento aún a sabiendas que no es fácil encontrarlo.
De recuerdo otra vez porque, como las bienaventuranzas, fortalece al espíritu.
De matrimonio porque es tu vida hecha religión.
De orgullo porque, le pese a quién le pese, es padre de otras muchas virtudes.
De necedad porque, como dicen las escrituras, infinito es en número.
De adversidad porque, a fin de cuentas, se puede soportar.
De religión como elemento necesario.
De oficio pero, más, del espíritu con que se hace.
De lenguaje, hijo de la tierra.
De despedida pero nunca de ¡adiós!.
De amistad en la distancia corta.
De niño, o debería decir hijo, pedazo de tus entrañas.
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