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La visita
01.09.11 DESDE LOS MIRADORES - Escrito por: Rafael Valentín Villar-Moreno
La pasada visita del Papa se que es un tema muy polémico, pero aunque como los malos “mataores” podría “taparme” y no tocar este tema, la verdad es que me apetece expresar mi opinión, y desde esta altura, la claridad del aire disipa bastantes brumas que de más cerca enturbian la visión.
En primer lugar me gustaría que la Iglesia midiera y evaluara los frutos de estas jornadas, no por los gritos de ¡Benedicto, (triple palmada)!. Bis. Sino por el aumento de la juventud en el cumplimiento del precepto dominical, entre otros parámetros. Los entusiasmos colectivos tienen no poco de imitación, mucho de ganas de juerga, sin que le falten unas gotas de histerismo compartido.
La cuantificación del número de peregrinos asistentes a un acto tan poco es como para sacar conclusiones categóricas. La Historia se encarga de recordarlo. Desde la antigua Roma a nuestros días, las concentraciones alrededor de los personajes han sido tan numerosas como efímeras, César, Hitler, il Duce, Lenín, Franco, Fidel Castro, Perón, varios Papas, etc. etc.… han sido aclamados por distintos motivos y causas contradictorias entre sí, siendo su nexo común la capacidad de movilizar a las masas. A la misma Historia y a la memoria de los lectores remito en que quedaron esos entusiasmos.
Vamos ahora a tocar un tema delicado: El dinero. No se porque cuando se habla de dinero siempre se considera un tema delicado, pero por delicado que sea, hay que hablar. Ni entro siquiera en el gasto de las arcas públicas, es un evento que se celebra en España y hay que estar a la altura, lo demás es pura demagogia, y el gasto siempre será proporcionado a la cantidad de personas a las que haya que atender. Eso en cuanto a lo público.
Diferente es el tema respecto a la organización privada y su financiación. Aquí hay que ser especialmente sensibles, aunque la sensibilidad no puede decirse que haya especialmente brillado. No parece de recibo que entre los principales aportadores estén el Banco de Santander, (directa o indirectamente), y El Corte Inglés. Estas empresas apoyándose en las leyes, faltaría más, han sido de las más antisociales e impopulares de España. La primera por el número de ejecución de hipotecas de forma inmisericorde. Y la segunda por el uso y abuso de las formas más hediondas de los contratos basura. Aquí la pela ha primado sobre la ejemplaridad. Muy poco se ha hablado de este dinero, y mucho y con poco sentido del dinero público.
De los participantes. Algunos peregrinos a los que le han arrimado “la alcachofa”, han manifestado sin ambages que su prácticas de sexualidad fuera del matrimonio, y sus precauciones anticonceptivas no son precisamente las que marca el seguimiento de la doctrina de la Iglesia. No entro en posibles porcentajes de quienes así opinaban, sólo digo que haberlos “haylos”. Pienso que la Iglesia está obligada a sintonizar de alguna manera con los fieles en estos y otros aspectos, como divorciados, parejas gays y lesbianas, y otros asuntos espinosos en que se encuentra de manera divergente con la sociedad, espero que no sea preciso que para abordar estos temas de forma estricta y a la luz del Evangelio, realizar otro Concilio. Pero tampoco mantenerse en Trento. Doctores tiene la Iglesia. Cuando antes aludía a la luz del Evangelio, quiero decir eso, no a interpretaciones más o menos exactas del mismo. El “mantenella” por sistema sólo sirve para aumentar el abismo.
Siguiendo con los participantes. Algunos grupos han aprovechado la buena fe de la Iglesia para arrimar el ascua a su sardina. Todos hemos visto como “comandos” de ultraderechistas, se enfrentaban con “comandos” de indignados o de “antijornadas”, usando desde formas de saludo “a la romana”, a lo más florido de los insultos del idioma patrio. Todo esto aliñado con conatos de enfrentamientos físicos y amenazas de muerte. Muy lamentable. Esto a su vez demuestra como la mayor intolerancia se está instalando en nuestra sociedad. Un buen termómetro de esto lo son los numerosos foros de internet, donde una virulenta descalificación del adversario lo termina por convertir en enemigo. Se nota que por lógica el uso de este medio es más numeroso entre aquellos que no hicieron la guerra, ni sufrieron la posguerra, este clima es realmente preocupante.
Desde algunos sectores se señala a determinados miembros de la jerarquía católica, como posibles dirigentes de esta gravísima situación, o cuando menos de mirar oportunamente hacía otro lado. No lo creo. Aunque sería muy conveniente que alguna figura destacada de las que la rumorología señala, fuera quien hiciera una solemne y pública declaración repudiando esas actitudes.
Es más que lamentable que algunos cristianos olvidando sus principios se muestren beligerantes, y mucho peor que quienes la responsabilidad de guiarles espiritualmente tengan la tentación de ser “comprensivos”. Los cristianos no somos ni podemos convertirnos en “barras bravas”. Hemos visto en estos días los más lamentables ejemplos de lo que digo ¿dónde ha quedado, el poner la otra mejilla?
Donde el Papa perdió el gorro. Se que el gorro se llama solideo, que es más de lo que saben algunos comentaristas de la 13, que han metido la pata a fondo refiriéndose a ornamentos y simbología, su ampulosidad y verborrea ha sido en ocasiones tan excesiva que en comentario hecho a José Juan, los comparé con las retransmisiones taurinas de Canal Sur, donde entre el comentarista, “el maestro”, y Sonia, -blanco constante de sus bromas machistas- marean de tanto como hablan, además de no dejar oir la música cuando la hay, y no aciertan el nombre de ningún pasodoble salvo Nerva, con precisiones e infomaciones como: ahora viene el solo maestro.
Bueno pues a donde el Papa perdió el solideo, se llevaron a los jóvenes. Y allí además del Papa habló Dios a través de un tormentazo de no te menees. Puede que esto redujera el acto a su más estricta esencia: la Adoración Eucarística. Realmente solemne. Por ponerle un pero, me pareció en exceso teatral la aparición de la Custodia, yo hubiera preferido un traslado procesional, pero para gustos… ya se sabe.
La seguridad. Aunque no están los tiempos para lírica, la del Papa me pareció agobiante y opresiva. Seguramente necesaria así, pero con esto digo como con las procesiones en Cabra, que algo habrá que mojarse, aunque no se puede negar que el Papa se mojó a pesar de los paraguas. Algún gesto de aproximación a la gente, rompiendo la seguridad, tendrá que ir haciendo. En cuanto a la del Estado: muy buena, con notables borrones de todos conocidos, puntuales e injustificados apaleamientos de varios ciudadanos y permisividad absoluta con el botellón de Sol.
Las jerarquías. Como niños con zapatos nuevos la eclesiástica. Correcta y afable la política, ya se que algunos hubieran preferido que el presidente del Gobierno, hubiera tratado desconsideramente al Papa, que necios. Tanto Zapatero como Rajoy se comportaron con la dignidad requerida y la amabilidad que una persona educada, correcta y casi anciana, se merece. La institucional estuvo representada por la Familia Real, y hay que ser cortos de miras, para criticar que un estado aconfesional honre a una personalidad como el Papa, sin necesidad de recordar que “técnicamente “, es un Jefe de Estado. Como personaje es lo suficientemente importante como para ser tratado “por España”, con la mayor deferencia. Aparte de eso, y de forma privada el Rey y el resto de la familia real estarían felices, ya que son católicos, y tienen derecho a serlo, aplicándole los mismos derechos constitucionales que a cualquiera.
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