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Divagaciones y preguntas al aire.
22.10.11 - Escrito por: Maria José Carmona González
Estoy dándole vueltas al tema y me sorprendo a mí misma porque parece que, según están desarrollándose mis pensamientos, es como si estuviera defendiendo que los dictadores deberían morir tranquilos y en su cama, a ser posible. Pero es que me niego a disfrutar con imágenes que se me plantan delante de los ojos mostrándome, casi como un espectáculo, el resultado de una muerte violenta.
Ese Gadafi ensangrentado no me tranquiliza. Me niego a creer que a estas alturas de la vida el fin único de esos desalmados esté a su propia altura. O bajura, según se mire. No me trago que, con los medios de que se dispone hoy en día, no puedan ser arrestados, procesados, juzgados y condenados pero con dignidad. No la dignidad que ellos merecen, que no merecen ninguna, sino con la que merecemos nosotros. Los que rechazamos cualquier tipo de violencia no desayunamos tranquilos porque hayan acribillado a un dictador. Tapar violencia con violencia no puede traer nada bueno. De hecho, ya se está demostrando en otros lugares cercanos a esa Sirte sitiada que vio nacer hace 69 años al último dictador muerto.
Y yo me pregunto ¿ahora qué? Claro que la respuesta no la tengo yo, pero tampoco tengo la oportunidad de mirar cara a cara a los amos del imperio y exigirles que me aclaren qué va a pasar ahora. Cuándo y cómo empezarán sus intereses a aconsejarles que apoyen a cualquier otro que con el tiempo se convertirá en un nuevo Gadafi. Si van a hacerse fotos y estrecharse las manos con esos a los que ahora llaman “sátrapas” y deciden aniquilar y, de paso, mostrar al mundo sus cuerpos mutilados.
Qué cierto es aquello de “Una imagen vale más que mil palabras”.
A ver, me voy a hacer ahora unas preguntillas tontas:
- ¿Costaría mucho más que matar a un dictador, intervenir en los países en los que cuatro engordan y millones mueren de hambre y enfermedades?
-¿Seguirán ustedes, amos del imperio, vendiendo a precio de oro productos cuyas materias primas salen de esos mismos países que no tienen para pagarles y por eso no hay comida, medicamentos ni nada que se pueda considerar básico?
- ¿Les interesaría invertir en infraestructuras para que en esos países se pueda cultivar, fabricar y que ellos mismos exporten?
-¿Controlarán ustedes que los gobiernos no se corrompan y la ayuda llegue a quien realmente la necesita?
- ¿Serían ustedes tan amables de escuchar lo que están gritando esos millones de personas a través de, por ejemplo, “Médicos Sin Fronteras” o “Amnistía Internacional”?
En fin… Ya lo advertí, iban a ser preguntillas tontas, ¿pero a que no soy la única que se las hace?
Y otra pregunta más para terminar: ¿Seríamos capaces de acabar con todo esto o vamos a seguir mirando si actuar? Pero actuar de verdad, por impulso propio y motivados por el hastío y la impotencia, no hablo del movimiento de los hilos de las marionetas, ya me entienden… ¿o no?.
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