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La democracia es para todos.
21.11.11 - Escrito por: Maria José Carmona González
Este día después es el que los políticos deberían usar para reflexionar, comoya dije en otra ocasión ¿no creen? Los que se van y los que llegan. También, por supuesto, los que no han podido llegar. Ahora toca ponerse las pilas e intentar, entre todos, empujar el carro para salir de este callejón que a algunos, por desgracia, les parece ya sin salida.
Nos podrán gustar o no los resultados de las elecciones generales del pasado Domingo, día 20, pero –como se suele decir- las urnas han hablado. Sí, resulta que esto es la democracia, ni más ni –afortunadamente- menos.
Y me hace gracia leer y escuchar a algunas personas que se muestran indignadas y echan la culpa del resultado a quienes no han votado o lo han hecho por supuestas opciones minoritarias que no sirven para nada. Muy fuerte, ¿no? Si yo fuera una de esas criaturas que creen en opciones minoritarias me sentiría ofendida. ¿Por qué tiene tan mal perder esta gente? ¿Por qué les merecen tan poco respeto quienes no piensan como ellos? ¿Por qué no les sale un sarpullido cada vez que hablan de democracia sin creer tan poco en ella? ¿Preferirían que los suyos gobernaran eternamente? Pues vaya manera de entender la democracia, oiga.
No tomen estas palabras como algo personal. Es decir, como si las escribiera alguien contento de que hayan ganado lo suyos. Porque si algo me han enseñado casi 30 años de profesión y, por supuesto, tener un Maestro como mi padre, es a ser objetiva. A “mirar los toros desde el tendío” y opinar abiertamente y con respeto. Lo que yo metí ayer en mis sobres, el blanco y el sepia, es otro cantar que no se deja entrever en estas líneas, créanme.
He trabajado durante la pre campaña y la campaña con los que han ganado y los que han perdido. He escuchado y transmitido lo que han dicho unos y otros, y les aseguro que el síndrome de Estocolmo no me ha afectado, para mi bien. No soy periodista de opinión, no soy “tertuliana”, por eso creo que es importante que entiendan mis palabras como un mensaje total y absolutamente objetivo que pretende –sin petulancia alguna- hacer llegar a quienes han ganado y quienes creen haber perdido, la importancia de respetar la opinión de los demás, de quienes prefieren otro color en el gobierno, de quienes piensan que hay otras posibilidades e incluso, si me apuran, de quienes con su voto deciden castigar a los que les han defraudado.
Todos, pero todos sin excepción, debemos respetarnos. Creo que si siguiéramos esta máxima, otro gallo nos cantaría. Porque la Democracia es para todos.
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