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Mi encuentro con La Opinión
16.03.12 - Escrito por: Antonio Suárez Cabello
Supe de la importancia de la prensa local cuando decidí investigar la obra literaria de Pedro Iglesias Caballero. Decenas de fotocopias de páginas de periódicos dejan constancia de ello. Pero fue en los ejemplares de La Opinión donde hallé el hilo conductor de un trabajo que me llevaría a visitar hemerotecas de Madrid y de otros lugares de nuestra geografía cercana.
De esta forma descubrí la transcendencia de este tipo de publicación, vinculada directamente a la vida local, fuente inagotable de historias, y que gracias a la existencia de personas que han preservado la pervivencia de lo editado y generosamente lo han puesto a disposición de la comunidad podemos hoy disfrutarlo. Prueba de este altruismo impagable lo encontramos en la Biblioteca Pública Municipal Juan Soca.
Somos muchos los que hemos visitado y visitamos las páginas de La Opinión para realizar otro tipo de lectura; no con la mirada que se produce en el momento de su publicación, sino con minuciosas ojeadas esperando encontrar o descubrir la emoción de la noticia que investigamos para usarla en nuestro trabajo. La liturgia de estas lecturas, escudriñando los textos, nos da otra dimensión de la importancia de este tipo de publicaciones.
Recuerdo, en mi trabajo de investigación sobre Pedro Iglesias, que al faltar algunos números de La Opinión en la Biblioteca Municipal, acudí a Manuel Gómez Cordón quien, con extraordinaria amabilidad, me facilitó una colección encuadernada que pertenecía a Juan Soca. Pude consultarla durante varios días, precisamente en el lugar donde se ubicaba la imprenta donde se editó en su inicio la revista. Aún existía alguna maquinaria antigua, pero con un aspecto de inactividad absoluta. Creo que allí se realizó el testimonio gráfico (extraordinariamente impresionante) donde se recoge la primitiva redacción de La Opinión. En este caso sí, la imagen vale más que todas las palabras.
Si en su inicio La Opinión salió a la calle proclamando los principios de "sinceridad e independencia", entiendo que, transcurrido cien años de aquel entonces, podemos convenir en que esas premisas pueden seguir vigentes actualmente, a pesar de las muchas vicisitudes transcurridas en su camino vital. Tal vez sea la conducta de independencia la que más deba prevalecer, pues esta tribuna debe recoger la voz de los que quieran manifestar sus opiniones, siempre que éstas tengan los elementales códigos éticos de conducta, de lo contrario no deberían ser toleradas; ya encontrarán acomodo en otras publicaciones.
Mantener la cabecera del periódico durante tanto tiempo es toda una proeza heroica. Y aunque la edición en papel duerma el sueño de los justos, las nuevas tecnologías nos abren una ventana para que podamos contemplar en La Opinión (en este caso digital) las noticias diarias que suceden en la ciudad, que no son pocas. Los acontecimientos locales son tantos que a veces las circunstancias dejan en blanco algunas vicisitudes como no sucedidas.
Mis mejores deseos para esta cabecera histórica en su Centenario. Y con el compromiso personal de colaboración recibo el nuevo diseño, que hará más atractivo el leer cada día las noticias y los artículos de "laopiniondecabra.com".
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