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De Luque a Carcabuey, de Carcabuey a Luque

06.08.12 - Escrito por: Araceli Granados Sancho

Tienen Luque y Carcabuey tantos detalles que apreciar en su núcleos urbanos, que merecen párrafo aparte y sección distinta; pero, como mis sensaciones han sido parecidas cuando he visto el entorno desde sus ermitas, y puesto que los he disfrutado uno detrás de otro, y están directamente unidos por una carretera comarcal, aquí en estas líneas, irán descritos juntos, que no mezclados.


Pasé por Luque muy pronto en la mañana, aunque en su coqueta plaza de abastos ya había mucho bullicio. Todos se conocen y hablaban alegremente unos con otros. Por un lado del mercado, puedes pedir explicaciones de turismo a un joven muy servicial, que realiza esta función. La visión del pueblo blanco desde la Plaza de España es la primera satisfacción del caminante.

Tres son las estancias religiosas que pude visitar. No es cosa fácil ver los templos abiertos; los egabrenses, que sabemos de estas dificultades, no somos exigentes. Si bajas por la calle Carrera, una de las principales, encuentras la Ermita de la Aurora. Allí reposa la Virgen, acompañada en las pechinas de la cúpula por el sol y la luna. Delante de esta ermita, restaurada con la colaboración de los luqueños, hay una fuentecita con macetas, y, alrededor, sillas y mesas de bar en la misma puerta de la iglesia. Todo es cotidiano.

Si sigues tu camino recto, hacia el Convento de San Agustín, encontrarás la Torre del Reloj, como la de Aguilar de la Frontera, pero ésta no tiene protagonismo individual, porque está adosada a las casas en un recodo de la calle. Dice la leyenda, que reza allí al lado, que no funciona desde que el relojero se llevó el secreto a la sepultura, acción esta no tan ilustrada como su construcción. Al bajar la cuesta te encuentras el lateral de la Iglesia del hoy desaparecido Convento de San Agustín.

Al volver al comienzo a la Plaza de España, pude ver la Parroquia, que en un descuido estaba abierta. Una vecina, orgullosa de su templo, aprovecha para decirme que le gusta más que la de Cabra. Siendo ambos templos de naves separadas por columnas, de grandes dimensiones y capillas a un solo lado, la opinión goza de cierta objetividad, aunque no se trata de hacer un ranquin de templos, al menos en este ensayo. La torre campanario posee una planta y una decoración renacentista, similar a lo que se puede ver en los templos del noroeste de Murcia. Me sorprendió encontrarlo aquí, porque en aquella zona las iglesias son muy distintas a las subbéticas: plantas de salón, columnas de orden jónico, etc. El templo es grandioso por su retablo mayor barroco, por su artesonado mudéjar, por sus tres naves separadas por arcos de medio punto...

No voy a dejar de nombrar sus cuestas, en las que es difícil conducir. Me gustó mucho el mosaico de color que son las cortinas de las puertas de las casas, costumbre que anuncia que aquí todavía se deja a veces la puerta abierta, pero resguardada de la mirada del intruso. Existe alguna portada trabajada con minuciosidad y sencillez. Y como si hubiera ido a hacer un reportaje etnográfico, por la calle vi pasar a un anciano con un burro cargado de hierba seca en los cerones, y al pasar me mira, y sabe que esto me sorprende, mientras yo cojo mis notas para escribirlo todo. Has de ir aquí, porque esto último sí que ya no lo verás en las calles de Cabra.

Dejando ya Luque, nos dedicamos ahora a la también coqueta localidad de Carcabuey. Entrar en Carcabuey desde Cabra te permite, ya desde abajo, ver su templo más importante que se levanta en una protuberante colina. Sobre otras dos elevaciones lo podrás observar desde perfiles distintos: desde la ermita que aloja la Virgen del Castillo y desde la colina del Calvario. La vista desde esta última no tiene desperdicio: del alzado del templo y del mar en verde que se observa desde allí.

Los dos o tres ejes que vertebran la circulación del pueblo te harán recorrerlo en 10 minutos ?en coche?. Esto es una ventaja; pero no por la cercanía reinante entre los lugares urbanos de este pueblo, sus habitantes desechan el uso del vehículo: debe ser por los desniveles.

De la iglesia parroquial, de la Asunción, que tan bella estampa ofrece desde fuera, es muy acogedor el sagrario, donde de forma más recogida se celebra la misa en la actualidad, y la reja que lo cierra ofrece desde fuera una estampa de la eucaristía que, según mi recuerdo es una buena fotografía.

Si alguien me pregunta por la visita a este pueblo de la sierra, la recomendación será positiva sin lugar a dudas, y no sólo por su entorno, también por sus iglesias y por la tranquilidad de sus calles y su ambiente de sosiego. Me gustó mucho la Ermita de Santa Ana, celebrada su onomástica el día en el que escribo. Los retablos barrocos del XVIII que conserva ?los que más abundan en Carcabuey?, son, según mi criterio ?que no posee más fundamentación que el instinto?, bellos y valiosos. Allí esta a un lado la Virgen de la Aurora, que ya vemos que es muy venerada en estos contornos.


San Marcos está muy bien situada, y puedes sentarte frente a ella y admirar el escudo que el eclesiástico del momento mandó adosar por encima del dintel, que te dice, después de tantos años, cómo el patrono de esta iglesia era algo engreído, porque mandó detallar en él los símbolos de todos los méritos que sus antepasados habían protagonizado. Hoy día sigue hablando para que lo escuches. Está también en este templo, escondido del ignorante, un crucificado de Alonso de Mena, y su muestra de dramatismo es muy interesante.

De la Ermita del Castillo merece la pena, aunque sea un lugar humilde, la tranquilidad que allí se respira. Podrás entender mejor la relación de los habitantes de Carcabuey con su patrona mirando los exvotos que, ordenados y limpios, están expuestos a ambos lados del altar.

Carcabuey y Luque merecen una visita por separado. Por casualidad yo fui a uno de ellos en la mañana y a otro en la tarde. El color de los olivos y de la cal en uno y otro pueblo, en los distintos momentos del día, es muy diferente, y el recuerdo es también distinto, atendiendo solo al matiz de la luz. Respecto de sus otras cualidades, deben tener poco parecido, aunque yo los percibí muy iguales en la lentitud que emanan. En esto Cabra queda lejos, y también Aguilar .Veremos cómo pasa el tiempo en otro pueblo de los que esperan tu visita.

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