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Cartas al Director
05.10.12 - Escrito por: Francisco Morillo López
Estimado D. Antonio Ramón Jiménez Montes, Director de La Opinión de Cabra: Como egabrense residente en Madrid, soy asiduo lector de su periódico, sobre todo en su formato digital ya que me permite seguir muy de cerca y en tiempo real la actualidad general de Cabra.
Estupor y perplejidad me produce el artículo "Inquietud" publicado por D. Rafael Valentín Villar-Moreno en la sección de opinión el pasado 4 de octubre.
No voy a entrar a valorar las discrepancias que realiza dicho colaborador sobre las actuaciones de determinados miembros de la corporación local egabrense, ya que las desconozco por completo por no residir de forma permanente en Cabra, aunque me reservo el beneficio de la duda en la referente a mi buen amigo Paco Casas.
Quisiera centrar este artículo en la crítica desmesurada, y en cierto modo feroz, que realiza D. Rafael Valentín al Gobierno de la Nación, en concreto a nuestro Presidente D. Mariano Rajoy y al Ministro del Interior D. Jorge Fernández.
Referido al primero, me parece una falta de educación (de ignorancia más bien) tildar al Presidente del Gobierno de "charlot" e "inútil".
España atraviesa en la actualidad una crisis económica grave. Nuestra tasa de desempleo ronda el 25%, nuestra deuda el billón de euros (billón, con B), un déficit público disparatado, un Estado de las Autonomías desequilibrado en muchos aspectos, la balanza comercial negativa, etc, etc.
¿Qué pretende decir D. Rafael?
Quizás debería echar la vista un pelín atrás, rebobinar en el tiempo y analizar qué se ha hecho en España durante los últimos ocho años. Seguro al que algunos periodistas llaman ahora "el ausente", es decir, D. José Luis Rodriguez Zapatero, es a quien debemos "agradecerle" el estado actual de nuestra Nación. No seré yo quien en un medio público lo tilde de "charlot", pero si de inútil total y principal responsable junto con su equipo de colaboradores (algunos de los cuales están en política activa) de la crisis económica tan profunda que sufre España.
Actualmente el Gobierno de España, obviamente presionado por la CEE y principalmente por los países que nos prestan el dinero (Alemania, Finlandia...), nos reclaman la aplicación de un conjunto de medidas estructurales para salir de esta situación. Entre éstas, y que se quieren (se están) poner en marcha, podemos citar: mejorar la exportación para reactivar la economía y nuestra balanza comercial, activar nuevos planes de formación para los trabajadores, moderar los salarios, controlar el gasto público, reforma de las corporaciones locales y las administraciones autonómicas, actuaciones que dinamizen el mercado de trabajo, cumplimiento del déficit público acordado, reforma bancaria, etc, etc.
Este tipo de actuaciones, entre otras, son las que nos exige Europa, cansada ya de prestarnos dinero, primero para devolver esos intereses tan altos que se generan por tal acción, y segundo, para poder cancelar dicha deuda.
Referente a las críticas vertidas hacia el Ministro del Interior D. Jorge Fernández, simplemente y para no extenderme en exceso, comentarle a D. Rafael, que Madrid, en lo que llevamos de año, ha soportado ya cerca de 2.200 manifestaciones y, respetando, por supuesto, el derecho de manifestación, asociación y reunión de cualquier español, la libertad de las personas ante todo es garante de esos derechos y muchos más, pero no se puede consentir que unos cuantos (y muy organizados) individuos intenten "amenazar" y "secuestrar" las sesiones del Congreso de los Diputados de España.
La Constitución Española de 1978 garantiza expresa y notoriamente los derechos y obligaciones de los españoles así como las actuaciones de nuestros representantes en el Parlamento, y nuestro código penal señala las sanciones y penas que se pueden imponer a quienes se "saltan a la torera" las normas de convivencia y seguridad ciudadana. Otra cosa, otro asunto, otro debate sería, la categoría moral y la responsabilidad de nuestra clase política así como de nuestros jueces y fiscales, de la cual, personalmente, tengo una opinión y juicio bastante desfavorable.
Atentamente,
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