|
Entre todos la mataron
10.12.12 - Escrito por: José Manuel Jiménez Migueles
Es una vergüenza. Hoy se ha hecho público que el Ayuntamiento de Cabra afrontará en solitario la elección del cartel anunciador de la Semana Santa de Cabra del año 2013. Y al paso que vamos, tendrá que elegir pregonero, pobre de aquel, desde luego. Y, de seguir así, tendrá que encargarse de la organización de horarios e itinerarios. Vergüenza. Una pura vergüenza.
¿Cómo un pueblo de la tradición cofradiera de Cabra, con la solera en mantener sus cofradías agrupadas como tiene, y, sobre todo, con la soberbia habitual de sentirnos mejores que nadie de la que hacemos gala, consentimos, aplaudimos y destrozamos la Agrupación General de Hermandades y Cofradías? Se lo digo yo.
Fallan todas las instituciones. Nuestras hermandades, que osaron rechazar la única candidatura que se presentó en su momento, llegando a tener ésta más votos en contra que a favor; la eclesiástica, por el rechazo a quienes, formando parte de una candidatura, no resultan de su agrado; y la consistorial, por no exigir el gobierno municipal que se arregle de manera inmediata un problema que puede tener consecuencias peores.
Fallamos los cofrades, que hemos hecho de la gestión de la Agrupación un infierno insufrible con nuestras críticas fáciles, interesadas y partidistas. Un cargo que, de estar demandado, se ha convertido en una carga para quien lo ostenta debido a las innumerables zancadillas con las que los cofrades egabrenses solemos castigar a quienes lo ocupan, estén o no acertados en el ejercicio de su mandato. Eso sí, la lengua se afila en barras de bar y se guarda en cabildos, reuniones y artículos, que ya vendrá el gilipollas de turno (léase, este cronista) a decir lo que todos piensan y ninguno quiere decir pues, da igual lo que hagas o digas que, con uno que se sitúe en el candelero, ya nos encargaremos todos de atizarle, hundirle y menospreciarle.
Y falla la Semana Santa. Desde hace tiempo venimos observando muchos cofrades un cierto decaimiento entre la juventud cofrade de nuestro pueblo. Los tiempos cambian y las inquietudes se transforman, no hay nada que objetar, pero ahora se sufre la consecuencia de la burbuja cofradiera de años atrás, y es que resulta que raro es el cofrade que contando ahora con treinta o treinta cinco años de edad no se haya tirado más de diez años trabajando en diferentes juntas de gobierno. Qué conlleva eso: cansancio. Mucho cansancio en la edad que precisamente es la idónea para asumir ciertas responsabilidades que aquí hemos asumido casi todos en la veintena de nuestra vida. ¿Qué ocurre o puede ocurrir ahora? Pues que la juventud no tira y los que antes tiraban ahora están cansados. Lógico, empezaron muy pronto porque aquí muy pronto la gente se retira de las hermandades. La pescadilla que se muerde la cola. Y que obviamente afecta a la agrupación.
Envidias, rencores, críticas, chismes, apatía, falta sistemática de colaboración, escasez de diálogo, planes serios, concretos y a largo plazo dentro de la Agrupación, falta de sintonía entre Agrupación e Iglesia, los que nos vamos a Sevilla... Ahí está todo. ¿Alguien puede tirar la primera piedra? El que aquí escribe reconoce que prácticamente ha incurrido en todas las faltas arriba señaladas en algún momento de su vida cofrade. Y creo que es mi caso, multiplicado por mil, el que ha originado este problema. ¿No creen?.
Por cierto: ¿si la asociación de hosteleros volviera en sus trece de querer cerrarnos los cuartelillos, quién se lo impediría? ¿Quién haría presión en contra? Luego diremos que ella solita se murió.
|
|
|
|
|
|