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Negro Café y Cofradías
08.03.13 - Escrito por: Eduardo Luna Arroyo
Agua de fuerza y esperanza en una Córdoba pasional, excepcional, dulcemente bella, atractiva y gris que corta la respiración en cualquier esquina que nos avergüenza por tanta grandiosidad encerrada en unas pocas piedras.
En Córdoba volvimos a encontrarnos después de muchos meses sin cruzarnos un saludo por motivos de tiempo, ese cruel juez que nos engulle a diario. Tras el abrazo de rigor y sinceridad, comenzamos a deshojar la flor de nuestras cofradías, del pregón, de la Cuaresma, de los cultos, de la labor de la Iglesia y de su responsabilidad en el mundo cofrade.
Llegó el momento del café y el agua se hacía aún más presente, esa agua que está enamorada de Marzo y Abril para cebarse a costa de los ánimos de las cofradías. Disentimos en algo, coincidimos en mucho. Él siempre es un argumento, una reflexión, una lucha interna por querer mejorar cosas que en Cabra es razonablemente difícil cambiar pero que en su fuero interno piensa que algún día se podrán hacer. Yo escuchaba y contaba los minutos para que aquella conversación se hiciera extensa y no se abrazara a lo efímero.
Otro sorbo de café y parecía que la rabia y la incomprensión de cosas incomprensibles tenía que ser asumida si o si. Las cofradías tienen etapas, siempre las han tenido, historias internas, caídas y subidas, aceptación y repulsa, sol y nubes, luz y oscuridad, pero lo que no puede ser es aceptar la mediocridad por decreto.
El café se consumía y Córdoba nos daba una tregua de sol pero seguíamos hablando de lo cotidiano, de lo que se podría hacer y no es viable porque aún existen mentes poco pensantes que emplean su tiempo en cuestiones domésticas sin mirar más allá. Sonaba el móvil y era una persona que tendrá su oportunidad después de decenas de años esperando que su timbre sonara para cantarle a Ella en sus brazos de madera y y siglos.
Compartíamos desencuentros, desfases, hacíamos análisis de la situación por la que atraviesan algunas de nuestras hermandades, que no son tan graves en algunos casos aunque lo parezca y así lo cuenten y tergiversen. Cabra es una ciudad con clase, pero muchos olvidan el testamento, la herencia, el tiempo dedicado y no podemos culpar a los que están desarrollando su actividad con éxito de su propio éxito, porque ese no es fruto de la casualidad sino del trabajo y la constancia. El último golpe de taza en el café hacía presagiar que ese sueño efímero de fusiones y mejoría era hoy por hoy casi imposible.
Yo le dije, hace falta más cultura, dedicar más tiempo a leer, al conocimiento de nuestra historia y la historia de hermandades de otras ciudades para comprender que no estamos en una peña, ni en un club de amigos de playas nudistas. Aquí el centro es Dios, encarnado en su Hijo JesuCristo y su Madre Santísima porque lo encarnó y lo trajo al mundo para que nosotros lo siguiéramos a través de su palabra y de nuestro hechos.
La cafetera del bar sonaba más de lo normal y por un momento caímos en el desánimo del tema en cuestión. Es hora de dar un golpe en la mesa, de centrarse, de ponerse en manos de la oración y de la paciencia. Nuestra notoriedad no vendrá por los actos culturales que hagamos, vendrá por la Fe que mostremos a nuestras imágenes sin complejos, como en otros lugares, yendo de frente, de tu a tú, siendo auténticos pero respetuosos con todo lo que nos han prestado, porque no se le olvide a nadie, es cedido, no para siempre.
3,60 euros fue el precio de aquellos cafés, pero la conversación no tuvo precio, ni lo tendrá porque el aire nos dejaba la manifestación de una amistad dónde el respeto por el compartir ideas y por no compartirlas era uno sólo, sólo uno.
Gracias Cofrade por tu experiencia, por tu trayectoria, por saber lo que se podía hacer pero que es difícil porque las hordas que buscan la censura de cualquiera que piensa algo positivo y en contra de sus ideales se levantarían en masa para una vez más, callar al que busca el bien general y no propio.
Gracias Amigo por enseñar a muchos, entre ellos yo, que podemos hacer un poco más y con más devoción y entrega a nuestra Fe.
Gracias por aquel negro café y por tus clases de respeto y educación por la Semana Santa de Cabra.
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