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Como si fuera una procesión del siglo XVIII
16.03.13 - Escrito por: Antonio R. Jiménez
Así me parecieron algunos momentos del Via Crucis que tuvo lugar el Viernes de la IV Semana de Cuaresma con motivo del Año de la Fe, en la que participaron las cofradías de la Asunción y Ángeles.
Recordé algunos de los documentos de la segunda mitad del siglo XVIII y no pude resistirme a recrear la mente y pensar que estábamos viendo una procesión de aquellos años. La expectación era mucha y se notaba por las muchas personas que presenciaron la salida y buena parte del recorrido del Via Crucis de la Fe de Cabra.
Imágenes sobre parihuelas que recordaban las antiguas y clásicas peanas, horquillas en algunos de los improvisados "tronos", faroles de estrella y estandarte de picos, incienso y cera en los acompañantes, el sonido de unos tambores "enlutados" o la oración de la gente que acompañaba, fueron algunas de las razones para esta especie de viaje en el tiempo. Hasta la oscuridad de la zona de la calle Mayor y la torre de la parroquia de la Asunción que no estaba iluminada, acompañaban la escena. Quizá la túnica del Nazareno o el manto de la Virgen del Socorro fueron los únicos elementos disonantes en este bello cortejo que nos ofrecieron los cofrades de las distintas hermandades participantes, convocadas por el párroco y arcipreste d. Zacarías Romero, que rezó el Via Crucis revestido de capa pluvial.
La espléndida Cruz parroquial de la que fuera Iglesia Mayor de Cabra abría las filas de esta procesión a la que seguían los tambores enlutados del Cristo de la Sangre y los hermanos de San Rodrigo con su estandarte que iban en este primer tramo. Y a partir de ahí, las cofradías con sus imágenes e insignias, con acólitos, ciriales, faroles-estrella, banderas, alumbrantes, incienso y silencio respetuoso roto solo con el rezo de las estaciones. Ver todo el cortejo por el barrio de San Juan del Cerro o formado ante las puertas de la parroquia cuando terminaba el acto, fueron algunas de las estampas más singulares de la noche.
En la Cuaresma de este Año de la Fe, las cofradías de la parroquia de la Asunción y Ángeles pusieron en la calle lo mejor de sí mismas para manifestar a los ojos de todo el pueblo su más auténtica esencia. Y así, el via crucis que cada año celebra este día la cofradía del Huerto, se vio repleto de hermandad, de comunidad reunida en la oración y en la manifestación pública de la fe, ante la numerosa concurrencia que presenció este Via Crucis extraordinario y especial de la parroquia de la Asunción y sus cofrades, con su párroco al frente.
Y por si fuera poco, viéndolo y acompañando tan singular cortejo, me recreé en los relatos antiguos que en viejos legajos hablaban de una Semana Santa que se intuía lejana y cercana a la vez, ante nuestras miradas y silencios.
A fin de cuentas, no es tan disparatado: la fe de nuestros mayores es la misma que vivimos hoy y que aprendida de ellos, es de la que damos testimonio por medio de nuestras veneradas imágenes y en la oración hecha hermandad en medio de nuestro pueblo. Hoy, como ayer. Ni más ni menos.
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