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El museo provincial de Albacete
02.07.13 - Escrito por: Araceli Granados Sancho
Te suena esta ciudad siempre provinciana cuando no has estado; ahora tal vez menos, con el nuevo AVE. Estaba vacía este domingo, muy vacía, era muy temprano. Ha sido muy remodelada en el centro urbano y las avenidas son amplias, con muchas zonas peatonales, con florecitas de colores por dondequiera, bien cuidada, limpia, comercial, bien vestida. Otra fotografía es la de algún barrio de las afueras; como en todos lados.
El museo arqueológico es una grata sorpresa. Está ubicado en un inmenso parque que tiene dos grandes vías, a modo de Cardo y Decumano, con piso de arena. Es un edificio funcional, inmenso en el interior. Paseándolo uno recuerda que a veces el propio edificio del museo puede ser en sí la primera obra de arte, y también uno se cerciora de que, en muchos casos, el edificio hace gran favor a las colecciones que allí viven.
Esto es Albacete, así que lo muy importante se lo han llevado los museos nacionales (quedan las reproducciones), y la colección tiene su modestia. Pero donde tanto hubo (especialmente yacimientos iberos), todavía queda. Y es un disfrute ver la cantidad de escultura ibera original que posee, además de cerámica y armas y otras cosas. Y me he acordado de mis alumnos viéndolo, que pasan por la ESO sin tener claro quiénes son los iberos, cosa normal, puesto que nunca los ponemos en contacto con sus restos arqueológicos.
Como piezas de excepcional calidad puedes encontrar una o dos vajillas de cerámica griega negra con figuras rojas, que debieron utilizarse en un funeral, se rompieron y, después, se enterraron. Las piezas son platos, cráteras... y la calidad del dibujo y del acabado te hacen desear llevártelas a casa para tu ágape de hoy. No es fácil ver tantas piezas y en tan buen estado.
Hay mosaicos romanos muy grandes, de los más simples: geométricos; entre ellos uno muy original que simula una alfombra. Otro mezcla estos motivos con animales de caza o domésticos. Como el museo tiene unas salas muy grandes, están reproducidos a tamaño natural. Son sorprendentes.
El grueso de la colección es griego, romano, ibero, un poco visigodo. De este último período hay algún objeto de la vida cotidiana muy bien conservado.
No sé si hay algo más que ver en Albacete (de otro tiempo, me refiero). Yo estuve poco rato. Si la visita no es atropellada, como ésta, vayan a Chinchilla de Montearagón: dicen que fue la antigua capital de Albacete. Allí nos encontraremos.
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