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14 de septiembre: Córdoba o la exaltación cofrade
16.09.13 - Escrito por: Antonio Ramón Jiménez Montes
Se reencontró la ciudad con la esencia cofrade. ¿O la esencia de la ciudad es esa?.
Tarde de septiembre, en la Exaltación de la Cruz, para exaltar el camino de la Fe que los cofrades cordobeses, mostraron a cuántas personas esperaban el acontecimiento.
Una vez más, la religiosidad, el arte cofrade, la forma de ser tan especial de las Cofradías, salió a la calles de Córdoba para dar testimonio y afianzar un lazo intrínseco con la forma de ser de nuestra tierra.
Extraños y propios quedaron extasiados, a pesar del calor y de las aglomeraciones, a pesar de los retrasos y de todo aquello que la organización deberá analizar para evitar en el futuro.
Desde el primer momento, Córdoba vibró consigo misma. Lugares para la historia, itinerarios para el goce de los sentidos, sonidos y sentimientos, que se fueron encadenando en una jornada única. Dicen, que era una prueba para ver si cuaja un cambio en la carrera oficial de las cofradías cordobesas. Tras haber vivido el discurrir de las cofradías por ese itinerario pocos dudarán que es la mejor posible en Córdoba, y única en historia, arte y composición.
Idas y venidas por todos lados para buscar la Fe que muestran nuestros pasos de Semana Santa. Esa Fe que suele pasar inadvertida a veces pero que está presente en todo lo que nos muestran las cofradías. Música y canto hechos oración en un Via Crucis tan especial como sorprendente. Desde el Puente Romano, desde el Triunfo, desde la Cruz del Rastro, el latido de Fe de los Mártires cordobeses se dejó ver bajo el palio de una Reina que se enseñoreó por sus fueros en una tarde y noche espléndidas. Ese ascua de luz no fue solo el punto de partida de un singular Camino de la Cruz. Fue el inicio de lo que cuadraron los pasos hechos Misterio que, al llegar a la Puerta del Puente en esa plaza triunfal que Córdoba ofrece a su Custodio, se pudo contemplar: la manifestación de una Córdoba Cofrade exquisita, elegante, sobria y espléndida a la vez y, sobre todo, por descubrir.
Quince estaciones para recorrer la Fe, desde la entrega en Getsemaní hasta la dicha de la Resurrección. Misterios y hechos narrados a ritmo de oración, pero también marcados a golpe de martillo y paso firme por una ciudad en la que miles de personas contemplaban, atónitas, una escenificación jamás soñada y tan perfecta.
La simbiosis popular de la Fe y las Cofradías, encontró el lugar apropiado para mostrar la esencia de Córdoba, que se asoma al Guadalquivir por dinteles de piedra y arte. Un lugar único, un escenario que no tiene rival, unas cofradías que dieron lo mejor de sí mismas, un conjunto embriagador y profundo en una tarde de septiembre que quedará para los anales de la Historia cofrade, no sólo de Córdoba, y que hará transformar la Semana Santa cordobesa para sí misma y para el mundo.
Hay veces que lo vivido ha de recordarse siempre. Es lo que tiene la Fe, que se vive, se recrea, se siente, se hace día a día y se manifiesta. No se enciende la lámpara para esconderla debajo de la cama.
Como las cofradías, esta jornada del Vía Crucis de la Fe en Córdoba, se enciende, se llena de aromas y sonidos, se ofrece a cuántos la contemplan y finalmente se muestra al mundo desde el recogimiento o desde la algarabía, desde el silencio, la música o el canto y desde la contemplación.
Esta jornada del 14 de septiembre en Córdoba fue o mejor, es, desde la Religiosidad, buscando el Camino de la FE, ... algo para recordar.
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