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El hallazgo 2ª parte
27.09.13 - Escrito por: Antonio Fernández Álvarez
Estimados lectores, permítanme la licencia de esta explicación. El pasado día 24 de enero del 2013, se publicó el Hallazgo, ahora con esta segunda parte, quiero, continuar este relato hasta donde me sea posible o hasta donde mis limitaciones me lleven. Solo espero entretenerles. Si además les gusta será todo un honor agradarles.
Ahora entendía todo, su abuelo yacía en la cama de una cámara secreta de su propia casa, hacía 50 años que lo habían dado por huido y este hallazgo suponía un cambio, un lavado de imagen para su malogrado abuelo. Había mucho que aclarar pero estaba dispuesto a llegar al final, llegó a la conclusión que mientras él se quedó dormido en el despacho, su abuelo se había suicidado, nunca dijo nada de su estancia en ese lugar entre otras cosas por miedo a una reprimenda y siendo sincero también lo había olvidado solo tenía tres años, y cuando su madre entró buscándolo estaba tan asustado pensando que se había quedado encerrado que sintió tal alivio que no se esforzó en recordar lo que había hecho tan solo unas horas antes.
En lo que quedaba de su mano izquierda había un papel doblado amarillento por el paso del tiempo, sin duda ahí estaría la clave de lo que lo sucedido, pensó cogerlo y ver si tenía algo escrito, pero al mismo tiempo reflexionó que debía avisar a la policía.
Salió de la estancia ahí no podía telefonear porque no había cobertura, mientras llamaba a la policía fue a buscar a su madre que se encontraba en su habitación en una planta superior de la vivienda.
Estaba confuso, como es posible que nadie supiera de la existencia de la cámara secreta, de haberlo sabido alguien hubiesen encontrado el cuerpo antes, no ahora y por una casualidad. Evocó a su abuelo era un hombre alto 190 cm. Complexión fuerte, siempre vestía con traje y chaleco, barba blanca siempre perfectamente recortada, su voz grave sonaba como un trueno cuando voceaba, sus lentes redondas tenían las patillas y el puente de oro, una gruesa cadena de oro resaltaba en su prominente barriga de la cual pendía un reloj de bolsillo de un tamaño considerable y se destacaba en el interior del bolsillo de su chaleco, ahora le parecía un poco hortera, pero recordaba cómo le impresionaba la cadena cuando su abuelo lo sentaba en sus rodillas para sermonearle por sus travesuras.
Su madre se hallaba sentada en un sillón orejero de piel de vacuno, en su habitación junto a una pequeña mes de camilla y sobre su falda un libro que estaba leyendo parecía habérsele caído de la mano. Sin duda se ha quedado dormida ?pensó-.
La zarandeó por los hombros y la llamó: -mamá, mamá-, los azules ojos de su anciana madre le miraron como interrogándole, ocurre algo para que vengas a molestarme cuando estoy leyendo, dijo ésta y se puso a reír con una sonora carcajada. ¿Vaya te he asustado?, igual que cuando eras pequeño, nunca has sabido captar mis guasas.
Déjate de bromas mamá. No te preocupes, ni te alteres, no se por dónde empezar, ¿Cómo decírtelo?. ¿Decirme qué?. Quieres dejar de hacer el idiota y contarme que sucede. Es que no quiero que te afecte por tu corazón. He encontrado al abuelo, pero está muerto en una
cámara secreta de nuestra casa. La palidez que vio en su madre hizo que reaccionara rápidamente y le alargó una pastilla de una cajetilla que había sobre la mesa y un vaso de agua, que tomó pausadamente.
He llamado a la policía, deberemos bajar para que cuando lleguen podamos ayudarles en la investigación.
Quiero verle, no mamá no debes, cuando hayan retirado el cuerpo te llevaré a esa cámara secreta. ¿Por cierto tenías idea de que existiera.? ¿Nunca te han hablado de ella.? ¿Ni la abuela sabía de su existencia.? En la vida he oído hablar de estancias secretas de la casa. Por cierto, ¿cómo la has hallado.?
CONTINUARÁ.................................................
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