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Desde los tiempos del Gótico, con la Virgen de la Sierra.
29.11.13 - Escrito por: Antonio R. Jiménez
Hace la friolera de 617 años del documento más antiguo que se conserva donde se habla de la Virgen de la Sierra. Es una escritura de venta de la Dehesa de la Nava "que llaman de santa María de la Sierra" en la que doña Urraca, allá por el año de 1396 (medio siglo antes de que naciera la reina Isabel de Castilla), vendía al concejo de la Villa de Cabra esa porción de terreno en la Sierra.
Documentalmente esa es la referencia primera a la devoción egabrense a nuestra Patrona, pues como sabemos, la tradición cuenta que tan venerada imagen fue descubierta en 1236 dentro de una cueva en el Picacho de la Sierra, en los tiempos en que Fernando III, el Santo, conquistaba la noble villa aegabra.
Habrían de pasar algunos años más hasta que encontremos noticias de la Archicofradía como hermandad de devotos, y tendremos que remontarnos a mediados del siglo XVI para dar con los primeros testimonios de su existencia formal.
Precisamente en este año de 2013 se cumplen 450 de los primeros estatutos aprobados en el año de 1563, siendo hermano mayor Cristóbal Fernández Texeiro, considerado también por la historia como el primero de los cuarenta y ocho que, desde entonces, ha tenido la Archicofradía de la Virgen de la Sierra. Hay que decir que en esa relación, además de 43 Hermanos Mayores, la institución que rige los destinos de la Patrona, ha tenido 5 presidentes de Juntas interinas o gestoras, como fueron el arcipreste Antonio Pérez Mora entre 1908 y 1909; el párroco de Santo Domingo, José Aparicio y Góngora, entre 1910 y 1911; Rafael Lama Leña durante unos meses en 1911 hasta que fue nombrado hermano mayor; Modesto Pérez-Aranda, presidente de la Comisión Gestora entre 1976 y 1984 o Manuel Pérez Polo, comisario y presidente de la Junta Gestora entre 1990 y 2001.
Así las cosas, en la jornada del sábado 30 de septiembre de 2013, los hermanos de la Real Archicofradía tienen una cita histórica para elegir al que será tercer hermano mayor del siglo XXI, sucesor de Alfonso Vergillos y Agustín Mellado. Un hermano mayor que hará el número 49º, uniéndose a esa histórica relación que seguramente se había iniciado en los primeros años del siglo XIV, pero que documentalmente empieza en torno a 1560.
Tres nombres optan a esta histórica convocatoria, ya que no hay constancia de que se hayan presentado nunca tres candidaturas: Paco Cabrera, Antonio Cano y Paco Cantero son quiénes se ofrecen a servir a los 2.490 hermanos y al entorno devocional, religioso y patrimonial de la Virgen de la Sierra.
En las últimas semanas hemos conocido sus proyectos, sus ilusiones, sus anhelos. Nos han dicho con quiénes piensan contar y por qué aspiran a presentarse a este servicio. Desde sus respectivos planteamientos, las propuestas que ofrecen vienen desde el sentido eclesial y el cambio; la devoción romera y el santuario; o la experiencia ilusionante y la casa de la Virgen. Las personas que conforman los equipos ofrecen trayectorias cofrades, juventud, experiencia, conocimiento de la gestión en esta singular cofradía, o cercanía a la devoción y la tradición, entre otras consideraciones que podrían hacer interminable la lista de cada uno de ellos.
En esta víspera de una convocatoria que ha suscitado tanto interés, tan enervados comentarios, envíos de mensajes a móviles o visitas pidiendo el voto, una cosa tengo clara: que haya tres candidatos para elegir al nuevo hermano mayor de la Virgen de la Sierra no solo muestra la disposición y entrega de todos ellos por optar a esta responsabilidad, sino que también es muestra de que la hermandad no tiene los problemas que hasta hace poco más de diez años existían para su normal funcionamiento.
Se espera una amplísima participación que no será otra cosa, de producirse, que la ratificación del interés de los hermanos por ser quiénes tomen las riendas de la Archicofradía eligiendo libremente a la persona, equipo y proyecto que consideren más idóneo para los próximos años. Yo iré a votar y por razones familiares, tengo claro a quién lo haré.
Cuando este sábado se haga pública la decisión de los hermanos que voten, la historia de la Virgen de la Sierra tendrá un nombre que inscribir en la lista de sus hermanos mayores y se iniciará un nuevo periodo de gestión y trabajo que habrá de tener, entre otros cometidos, el de seguir manteniendo viva no solo la llama de la devoción a la "Palomita de la Cueva", sino la viveza de la más importante cofradía que tenemos en Cabra.
Desde La Opinión, que durante buena parte de su historia fue el Decenario de la Virgen de la Sierra y recordando a dos de los hermanos mayores que conformaron buena parte de la historia de la Virgen de la Sierra en el siglo XX y también de este periódico, Manuel Mora y Aguilar y su hijo Manuel Mora Mazorriaga, deseamos que la Archicofradía cumpla con esta cita que une el siglo XXI con aquellos lejanos tiempos del Gótico, en que se fraguó el inicio de tan señera devoción en torno a la venerada imagen de Nuestra Señora de la Sierra.
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