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¿Una estación de penitencia?
21.04.14 - Escrito por: Desde CabrÁvila
 Un año más, entre cirios y saetas, incensarios y navetas, oraciones a advocaciones, capuchones y mantillas, gajorros y empanadillas y a golpe de llamador, hemos llegado a la tarde del Domingo de Resurrección; esa tarde en la que antes de que apareciera eso que ahora se llama "cambio climático" (algo que salta a la vista a pesar del primo de Rajoy: https://www.youtube.com/watch?v=CiUAovbXtwU), se aprovechaba para sanear vestidores, eliminar definitivamente esa ropa de invierno que ya no nos volveremos a poner por alguna razón y colocar más a mano la ropa de temporada y esas perchas vacías sobre las que iremos completando nuestro nuevo fondo de armario, y que hoy, en plena primavera otoñal en la que los armarios es mejor dejarlos quietecitos "por si las tempestades", unos aprovechamos para sentarnos a contar cosas desde la palabra hablada o escrita, otros para celebrar el reencuentro con su pijama y zapatillas de andar por casa sin otra pretensión que la de descansar y otros en estos momentos se ven inmersos en una penosa, interminable y complicada "operación retorno" de la que afortunadamente hoy no formo parte.
Ni que decir tiene que entre las cuatro paredes de cada hogar, aún se sigue escuchando el eco de esos tambores, cornetas o capilla musical que nos han venido acompañando de una u otra manera prácticamente durante toda la Cuaresma; un eco que en muchos casos perdurará intacto sin que de él se difumine ni un solo decibelio hasta el año que viene como así viene ocurriendo año tras año, y que en otros casos lo que supondrá será tener que abrir ventanas e
intentar descomprimir las habitaciones de semejante tortura.
En uno u otro supuesto y sea cual sea ahora la sensación "del después" de esos días de mucho "pa llá" y "pa cá", todos hemos tenido la sensación "del durante"; una sensación que casi nunca se corresponde con lo que realmente se intentaba conseguir materializar en esa declaración de buenas intenciones "del antes", con los que fueron los verdaderos efectos conseguidos en "el durante" y que ahora nos sirven para esos inevitables balances que se suelen hacer en "el después".
La sensación que yo sigo teniendo año tras año y sin dejar de tener claro que la perfección no existe pero que nos podemos aproximar a ella, es la de que algo que no se corresponde con lo que yo entiendo por una Estación de Penitencia, se sigue haciendo mal, ya que hay cosas que, "convencido" de que se siguen intentando, se siguen sin conseguir.
Cabra a mi entender y que me perdone el que se pueda sentir aludido, -ojalá que nadie y que sólo se trate de alucinaciones mías- adolece de civismo a la hora de salir a la calle a ver Procesiones, ya se trate a la hora de ponerse a comer pipas en la Carrera Oficial -y creer que esas cartulinas para montar tras lo que aparecía un cartucho, eran para las pipas-, o se trate de guardar un silencio sepulcral desde que aparece una Cruz de Guía hasta que lo hace el último bombo de una banda.
De eso, por supuesto, NO es responsable ninguna Cofradía.
De lo que SÍ es responsable cualquier Cofradía, es de que esa falta de civismo aparezca tanto en sus filas de Nazarenos como bajo una Canastilla o entre los miembros de su Banda de Música, y a nadie ha podido pasar inadvertido el hecho de que así viene siendo históricamente, de que así ha vuelto a ser en 2014 y ojalá que así NO vuelvan a contemplarse semejantes situaciones de semejante vergüenza en años venideros.
Esa responsabilidad manifiesta de determinadas Cofradías es la que tiñe de negro oscuro una procesión que ya sale a la calle flanqueada por un puñao de trajeaos y encorbataos que sacando pecho y báculo en mano, se dejan ver y notar como artífices y responsables DE TODA esa espectacular "puesta en la calle" del Sagrado o Sagrada Titular de turno; pero..... DE TODA, claro.
Pero también claro, no todo se reduce a una perfecta "levantá" a la voz de ¡¡¡A ESTE!!!, ni a ese trono que este año lucimos más cargao de pan de oro que el año pasao y mucho menos que el año que viene, sino que no podemos perder de vista en ningún momento ese otro escaparate en el que exhibimos la nueva colección de primavera que conforman ese par de filas de demasiada niñería vestida de capuchón sin formación alguna, sin equidistancia entre ellos y sin compañero alineado en la otra acera, que no tienen sentido de casi nada y que es inevitable que se canse pronto y termine sentada o apoyada en cualquier parte.
Una Procesión no la tiñe de gris un Señor vendiendo frutos secos de aquí para allá intentando buscarse la vida, sino que también la tiñen de negro oscuro esos costaleros tirados por el suelo con los faldones arriba para ventilar, durante esos "largos descansos" que algunos ya llevan programados para en tal calle o en cual esquina pegarse esa merendola QUE AHORA NO PROCEDE ya que estamos inmersos en una..... ¿Estación de Penitencia?.
Al llegar a este punto, ya estamos empezando a hablar de un efecto dominó que viene a contribuir a que esa niñería se canse y desespere aún más y a que esos músicos de esas bandas que a veces hacen doblete o triplete con pocas horas de margen para el descanso y un puñao de km. en las espaldas , ya cansados, muy cansados, aprovechando que los costaleros ventilan, ellos alfombran alguna calle con tambores, cornetas, trompetas y partituras, mientras buscan una sombra bajo las cornisas de los balcones a la espera de que "el personal" se acabe de tomar el postre.
¡¡¡De chiste malo, vamos!!!
Que nadie llegue a pensar que estoy hablando de conseguir una imposible la cuadratura del círculo, ya que todos conocemos los nombres de determinadas Cofradías de Cabra que por algún capricho de la casualidad su "PASO" no va flanqueado por ningún encorbatao, y en las que el hecho de que en su seno puedan generarse situaciones parecidas, a nadie se le ocurre contemplar ni de lejos, lo que nos lleva al por tanto de que conseguir el orden, la compostura,
el respeto y las formas, ES POSIBLE.
¿Qué se necesita pues para conseguir todo eso?
Entiendo que exclusivamente se trata de tomar conciencia de que la realidad actual es nociva para la salud de cualquier Semana Santa y aplicarle el antídoto correspondiente desde la voluntad inamovible de conseguir evidentes e irreversibles resultados, o mucho me temo que de algunas cosas continuar como están, dentro de nada no disfrutaremos ni tan siquiera del Interés Turístico Local.
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