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Manuel Roldán Cortés, 1884-1949
02.03.14 - Escrito por: Lourdes Pérez Moral
El 17 de Mayo de 1909, la Cátedra de Medicina Legal de Madrid acogía una conferencia (Literatura y psicopatías. Ligeros apuntes sobre la influencia de la literatura contemporánea en las enfermedades mentales) que ponía en la picota a lasnuevas e invasoras lecturas de los españoles, en particular,el folletín como "médula y nervio de las inteligencias mediocres". La conferencia se tornaría en libro prologado por un todavía desconocido Gregorio Marañón que ya había compartido aula con quién "era un magnífico estudiante, un poco rebelde, como tienen que serlo los buenos estudiantes en España y es claro que no me refiero a los que sacan las buenas notas, que suelen ser de los peores (...) hoy Roldán no es más que médico o casi más que médico. En el casi entra todo lo demás que un médico debe ser, para no ser un simple jornalero de la medicina".
Había ganado la plaza por oposición como médico forense en Sevilla. Era 1918. Su regreso a Cabra era sólo cuestión de tiempo no tanto para una sanidad al alcance de todos pese a la publicación del Reglamento Municipal de Sanidad (1925) o la Ley de Bases de Régimen Sanitario (1934). Aquellos presupuestos todavía no superaban ni un paupérrimo uno por ciento. Tanta desigualdad tendría también traslado en la profesión médica, en particular, la rural: "desgraciadamente -denunciaba Roldán- no disfruta el médico en esta sociedad de todos los respetos y admiraciones debidos. ¿Se pueden olvidar esos crímenes que dejan tendidos en las calles de un pueblo a un médico porque no se presta a figurar en el cortejo del cacique?.¿Y esos otros salvajes que pagan en el médico lo irreparable de una enfermedad mortal, que dolidos por la muerte de un familiar asesinan al médico?".
No es de extrañar que estas y otras circunstancias propiciaran la aparición de uncélebre pero efímero Manifiesto firmado por el ya nominado Marañón, Ortega y Pérez de Ayala en 1931: "cuando la historia de un pueblo fluye dentro de su normalidad cotidiana, parece lícito que cada cual viva atento sólo a su oficio y entregado a su vocación. Pero cuando llegan tiempos de crisis profunda, en que rota o caduca toda normalidad, van a decidirse los nuevos destinos nacionales, es obligatorio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública". Aunque la entrada en política de Roldán no era nueva, ya había militado con Unión Patriótica en 1926, ahora lo hacía bajo las siglas del Partido Radical. Era 1934. La desilusión propiciaría el abandono definitivojusto cuando el escenario empezaba a dibujar un camino de no retorno: "los españoles -volvía a denunciar Roldán- dialogamos discutiendo, vociferando. El diálogo español, siempre agrio, lleno de interjecciones y encuadrado en ademanes dramáticos".
Regreso entonces a lo cotidiano contribuyendo asimismo al desarrollo económico y social de Cabra junto a Juan Bautista Delgado López (1882-1964), acreedor todavía al reconocimiento colectivo. La Dirección General de Sanidad había autorizado el funcionamiento del Laboratorio Egabro en 1923. Ya se podían hacer, aquí, las mismas o mejores especialidades farmacéuticas a nivel industrial incluso con capacidad exportadora, principalmente, a América. Tras su fallecimiento,Huelva Farmacéutica (HUFASA) que se había hecho con un importante hueco en el mercado de la distribución, establecía sucursal en Cabra pero, esa, es ya otra historia.
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